EL RETO CIUDADANO DE SENEGAL 2050

EL RETO CIUDADANO DE SENEGAL 2050
EL RETO CIUDADANO DE SENEGAL 2050
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El ex ministro encargado del seguimiento del Plan Senegal Emergente (PSE), Abdoul Aziz Tall, comparte su opinión sobre los primeros pasos del nuevo régimen. En esta entrevista, pide un cambio de comportamiento, condición esencial para garantizar las rupturas que se esperan del nuevo régimen. Tall, también ex delegado general para la Reforma del Estado, sugiere algunas vías a seguir para tener éxito en la “agenda de transformación nacional ‘Senegal 2050’”.

En una reciente contribución publicada en la prensa, usted escribió lo siguiente: “Un régimen que apenas se ha consolidado debe dejar su huella y fijar sus puntos de referencia”. ¿Se aplica esto al nuevo régimen vigente desde hace ocho meses?

Me parece totalmente prematuro responder de manera perentoria. Tras las elecciones presidenciales, la reciente mayoría adquirida a nivel de la Asamblea Nacional constituye un paso crítico e importante en el establecimiento de directrices institucionales. Permítanme usar esa expresión. Más allá de eso, siempre debemos considerar los aspectos críticos en la construcción y evolución funcional de un equipo. Se añade que el Estado de Senegal siempre se ha basado en bases muy sólidas, teniendo en cuenta su historia y los actores que construyeron la nación y el Estado. Por lo tanto, las marcas y los puntos de referencia que usted menciona no pueden desconectarse repentinamente del ejercicio republicano que siempre ha existido, cualesquiera que sean las rupturas anunciadas. En otras palabras, existen principios esenciales e inmutables que ningún Estado puede ignorar porque estos lineamientos constituyen el fundamento mismo del Estado y de la Nación. Ahora es necesario avanzar hacia la “transformación de la prueba”, tomando prestado un lenguaje específico del rugby, es decir, pasar de la enorme esperanza alimentada por un liderazgo carismático y una legitimidad indiscutible a una membresía basada en logros económicos y sociales resultantes de la Implementación del proyecto “Senegal 2050”.

¿Cómo juzga el historial de acción del nuevo régimen después de ocho meses de gobierno?

Hablar de balance en el sentido empresarial del término me parece igualmente prematuro. En ocho meses de gobernanza, es difícil comentar los resultados. Precisamente, un período de ocho meses resulta irrisorio frente a un mandato de cinco años. Por otro lado, como en cualquier sistema en funcionamiento, es imperativo garantizar un seguimiento permanente que permita detectar muy tempranamente posibles fallos de funcionamiento y tomar medidas correctoras. Este seguimiento es también una oportunidad para identificar logros positivos y fortalecerlos. Este es el significado que los anglosajones le dan al concepto de “control”, que significa dominio de la situación a medida que se desarrolla la actividad. No confundir con una verificación que se realiza durante un período más largo y que puede dar lugar a resultados cuyas interpretaciones pueden ser a la vez más amplias y más detalladas. Es, además, esta última concepción la que mejor se adaptaría a la noción de balance. El reciente establecimiento de una estructura responsable del seguimiento y la ejecución de las políticas públicas bien podría facilitar el logro de los objetivos y resultados esperados.

El Primer Ministro anunció, durante el último Consejo de Ministros, que hará su Declaración de Política General (DPG) el 27 de diciembre. ¿Qué esperas de este ritual?

La Declaración de Política General es un acontecimiento registrado en el calendario republicano cada vez que el Primer Ministro tiene un nuevo inquilino. Debo admitir, habiendo participado en el pasado en la preparación de este tipo de discurso, que se trata más bien de anunciar al pueblo, a través del Parlamento, una recopilación de las acciones prioritarias del ejecutivo, que se inspira en un programa. Aquí está la agenda de transformación nacional “Senegal 2050”. Este es nuevamente el lugar para recordar la gran importancia que se debe dar al seguimiento y a la diligente implementación de las políticas públicas recogidas en las DPG. Más allá de eso, es un evento ritual donde cada actor (mayoría y oposición) desempeña su papel. Se trata también de precisar la aplicación del programa presidencial evocando, en la medida de lo posible, los detalles, el calendario y la financiación de las medidas previstas.

Usted fue ministro encargado del seguimiento del Plan Senegal Emergente (PSE). ¿Existen similitudes entre el PSE y “Visión Senegal 2050”?

Partamos del principio de que el Estado evoluciona siempre en una lógica de continuidad. Por tanto, es completamente normal encontrar puntos de convergencia. Ciertamente, los dos planes no son hermanos siameses, pero su principal objetivo sigue siendo y seguirá siendo el desarrollo económico y social de Senegal. El nuevo régimen dependerá necesariamente de las capacidades de los recursos humanos existentes para llevar a cabo su misión con éxito. Y esta es la coherencia institucional que debe observarse, siendo la vocación del agente estatal contribuir a la implementación diligente de las políticas definidas por el Jefe del Estado más allá de cualquier otra consideración.

En el mismo foro, usted pidió “un cambio imperativo en el comportamiento de los ciudadanos” si queremos lograr la ruptura tan cantada por las nuevas autoridades. ¿Significa esto que la mentalidad cívica y la ciudadanía serán la clave para el éxito del régimen vigente?

Es esencial recordar y enfatizar firmemente que las cuestiones estratégicas vinculadas a la educación cívica y la ciudadanía deben preceder a cualquier cultura y acción de buena gobernanza. De manera permanente, el Estado, la sociedad y, por extensión, la escuela y los medios de comunicación, así como la familia, deben constituir lo que llamo el triángulo de los valores republicanos en términos de promoción, educación, sensibilización y de cultura. De lo contrario, cualquier acción, por exitosa que sea, está condenada al fracaso. No debemos hacernos ilusiones: las condiciones para el éxito del nuevo régimen están intrínsecamente ligadas a un cambio importante en el comportamiento de nuestros conciudadanos. Cualquiera que sea la legitimidad del deseo de ruptura, el ciudadano debe estar convencido de que él también permanece en el centro del proceso de transformación. En este sentido, el debate público sobre la gobernanza debe, en primer lugar, cuestionar los contravalores de una sociedad cuyas disfunciones surgen de su propio comportamiento.

De esta introspección se desprende claramente que el incivismo y la incivilidad de la mayoría de nuestros compatriotas, que sobrepasan todo entendimiento, deberían estar en el centro de las preocupaciones. El incumplimiento de los valores y normas más básicos en materia de comportamiento cívico es más que un hecho. Esto, a través de la anarquía que reina en casi todas partes, particularmente en las zonas urbanas. Los ejemplos son legión. Uno de los aspectos más visibles de estas discrepancias de comportamiento se refiere al uso de ciclomotores en nuestras ciudades, que ofrecen un espectáculo indigno y angustioso a los conductores que violan alegremente las exigencias del Código de Circulación. El hecho de no llevar casco se ha convertido en algo claramente común. Peor aún, hay numerosos ataques a los ciudadanos, a menudo por parte de delincuentes primerizos y que se llevan a cabo constantemente con el uso de ciclomotores. Junto a “estas máquinas de la muerte”, el vals de los carros por las concurridas arterias forma ahora parte del mobiliario urbano. Lamentablemente, estas son sólo muestras de actos de indisciplina y comportamientos que deben prohibirse para apoyar a las nuevas autoridades en esta dinámica de ruptura. De lo contrario, se verán obligados, a través de los poderes de los delegados del pueblo, a dedicar más tiempo a corregir nuestras imperfecciones colectivas en lugar de concentrarse en lo esencial de sus misiones soberanas.

En su opinión, ¿cómo puede el nuevo régimen poner fin a estos abusos?

En las fases iniciales, es esencial demostrar liderazgo con el ejemplo. Esta es la garantía de un efecto dominó y contagio a nivel comunitario. También sería necesario trazar una estrategia de sensibilización, comunicación y movilización social. Ya sea radio, televisión o periódicos y redes sociales, grupos de teatro, los mensajes de recordatorio ciudadano deben ser permanentes a través de los diferentes medios de comunicación. En cuanto a los medios audiovisuales, ya es hora, como decía Salvador Dalí, de que nuestros televisores dejen de ser “instrumentos de cretinización de nuestra sociedad”.

Las especificaciones de los órganos de prensa que se benefician del apoyo estatal deberían incluir una cláusula de participación en el esfuerzo por restaurar los valores cívicos y republicanos. Además, se deben sistematizar y promover programas de educación cívica en las escuelas.

Evidentemente, para usted, el contenido de determinados programas de televisión, entre otros, ¿incide negativamente en la aparición de un nuevo tipo de senegalés?

Todo el mundo puede comprobar que estamos invadidos, durante toda la semana, por series de televisión y sketches que están lejos de orientar a los ciudadanos senegaleses hacia buenas prácticas de comportamiento en la sociedad. Al contrario, están llenos de disparates desconcertantes y donde la obscenidad compite con la vulgaridad, la falta de respeto, la indecencia, la violencia física y verbal. Cuando miramos algunos programas en nuestros televisores, no podemos dejar de estar de acuerdo con este psicólogo que afirmaba que, en estas imágenes inmodestas, todo lo que contribuía a la intimidad de la vida matrimonial queda reducido al rango de práctica común hoy en día. Asistimos así a la pérdida progresiva de nuestros valores de “Jom”, “Kersa” y “Sutureu”.

Usted sugirió la creación de una institución responsable de promover la buena ciudadanía. ¿Cuál debería ser su misión?

Esta labor de sensibilización podría confiarse a una estructura de promoción cívica, que se ubicaría en un nivel estratégico para darle el peso institucional necesario para cumplir su misión. Mejor aún, sería apropiado crear un ministerio encargado de promover la ciudadanía. En este contexto, el incumplimiento de las normas y principios que guían el comportamiento ciudadano debe ser objeto de sanciones sin discriminación por parte de los servicios públicos autorizados.

¡Existe claramente una fuerte correlación entre el estado de desarrollo de una nación y el nivel de elevación del espíritu cívico de sus ciudadanos!

Los países asiáticos nos han dado prueba de ello. No podemos delegar en un poder la autoridad para dirigirnos y luego comportarse de una manera que sólo pueda obstaculizar el ejercicio de su misión. Los medios de comunicación, que son a la vez transmisores y líderes de opinión, deben apoyar al régimen en el advenimiento de un comportamiento cívico en contraposición a aquellos que desafían abiertamente las reglas de la ciudadanía y violan los derechos y la privacidad de sus conciudadanos.

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