lo esencial
Desde el 6 de diciembre, Castres se ilumina para las celebraciones de fin de año con una serie de espectáculos de luz y sonido, gratuitos y abiertos a todos. A través de seis lugares emblemáticos del centro de la ciudad, la magia del mapeo transforma el patrimonio de Castres en un universo poético e inmersivo, que combina historia, arte e innovación. Una experiencia mágica para vivir hasta el 31 de diciembre.
Desde el 6 de diciembre, la ciudad de Castres se ilumina todas las noches a partir de las 18 horas con su séptima edición de espectáculos de luz y sonido. A través de seis lugares emblemáticos, este recorrido gratuito y abierto a todos ofrece una inmersión poética y tecnológica en la historia y la arquitectura de Castres, con motivo de las fiestas de fin de año y del mercado navideño.
Estos espectáculos, realizados mediante la técnica del mapeo, transforman las fachadas en verdaderos lienzos vivos. Las proyecciones juegan con la ilusión óptica, sublimando lugares con efectos gráficos y animados que distorsionan o reinterpretan su arquitectura. Durante una docena de minutos, cada etapa de este viaje revela una nueva faceta del patrimonio de Castres, mezclando cultura y encanto.
- Primera parada: iglesia de Notre-Dame de la Platé
En la calle Victor Hugo, la iglesia de Notre-Dame de la Platé recibe a los visitantes con un viaje en el tiempo. Fundado en el siglo IX y clasificado Monumento Histórico en 1987, revela sus sucesivas metamorfosis: reconstrucciones en piedra o madera, marcadas por los sonidos evocadores de los materiales trabajados. La proyección evoca los principales acontecimientos de su historia y finaliza con una sorprendente actuación donde resuenan el órgano y el carillón, acompañado de un vídeo del carillón en acción.
No muy lejos de allí, el teatro municipal fascina con sus delicadas proyecciones. Tras una cuenta atrás festiva, el edificio se transforma: las hojas invaden sus fachadas, seguidas de un vuelo de mariposas en una explosión floral. Inspirándose en el jardín del Obispado vecino, la escenografía celebra la naturaleza al tiempo que revela los detalles arquitectónicos del teatro. “Es muy floral y colorido”, confiesa un espectador cautivado. El ritmo de la música, inicialmente calmante, se acelera para ofrecer un final casi bailable.
- Ayuntamiento y la picardía de “Bigote”
A pocos pasos, el patio del Ayuntamiento acoge a los curiosos bajo la mirada traviesa de “Moustache”, un gato animado. Sus aventuras, que mezclan humor y ternura, incluyen intentos de atrapar una luciérnaga, un ratón o incluso jugar al rugby, un guiño a Castres Olympique. Las proyecciones rinden homenaje al jardín del Obispado y a las transformaciones del edificio, antes de que un ballet de chorros de agua coreografiados, inspirados en los jardines franceses, cierre esta imagen de ensueño.
- Un toque de ciencia ficción en la catedral de Saint-Benoît
En la plaza del 8 de mayo de 1945, las escaleras de la librería Coulier se transforman en stands para admirar el espectáculo de la catedral de Saint-Benoît. Si las proyecciones están ancladas en el pasado medieval del edificio, permiten incursiones en universos futuristas. Los efectos de luz acentúan los relieves y la majestuosidad de la iglesia más grande de la ciudad, sumergiendo en ocasiones a los espectadores en un escenario cercano a la ciencia ficción.
- Una peregrinación visual a Saint-Jacques-de-Villegoudou
La iglesia de Saint-Jacques-de-Villegoudou, antigua parada de peregrinos, pone de relieve su rico patrimonio a través de un espectáculo íntimo. Allí se realzan los frescos de Nicolaï Greschny y las pinturas de Charles-Joseph Natoire, mientras que los símbolos de la peregrinación se entrelazan con referencias históricas. Este viaje introspectivo combina arte sagrado y emoción.
- Una novedad: el crucero inmersivo en las Miredames
Última parada y novedad este año (con reserva al 05 63 71 58 31), un minicrucero en la barcaza Miredames invita al público a navegar en el Agout. En una atmósfera mágica, esta proyección sobre el agua celebra las tradiciones navideñas, mezclando destellos, reflejos y música festiva, para una conclusión de lo más inmersiva.