doEsta es la última recta antes de llegar al pie del árbol. El último fin de semana para completar (¿empezar?) tu lista de compras. Este sábado 21 de diciembre al mediodía, el mercado navideño de Burdeos no está lleno de emoción. El efecto de las lluvias matinales, sin duda. Sólo las terrazas de los restaurantes están abarrotadas de gente. Maelann, de 31 años, se toma un descanso con su familia, muy cerca de la noria y de un abeto rey del bosque en el corazón de un carrusel infantil. “Disfrutamos de la atmósfera mágica. La gente está relajada”, comenta la madre. Pero la parada durará poco porque Ewenn, de 3 años, vio a Papá Noel.
Figuras con sirope de arce
En el chalet Santons Escoffier, Aude y Gilles se divierten. Cada año, se detienen en Michel Chaubon para completar su guardería. En el paquete de regalo: un pastor, parterres de flores, un pequeño elefante… Algunos ejemplos entre las 1.200 referencias de terracota realizadas en Provenza. “La Navidad es ante todo una celebración religiosa. Queremos respetar esta tradición”, subraya la pareja. La tradición también es una cuestión en La Cabane à Mario. Pero esta vez con acento quebequense. Whisky Coureur des bois, galletas, sirope de arce, terrina de bisonte… El Gran Norte sopla sobre la explanada. Célia y Benjamín murieron. “Pequeños extras para Navidad”, sonríen antes de partir hacia Poitiers. El traslado del mercado de Allée de Tourny a la plaza des Quinconces es apreciado por comerciantes y visitantes. “Más espaciosos, pasillos cruzados, respiramos… Incluso en las horas punta”, resume Max, a quien, sin embargo, le gustaría tener más artesanía.
Venta online vigente
Rue Sainte-Catherine: cambio de escenario y de aspecto. Una señora, con los brazos cargados de bolsos en el perchero, avanza con pasos apresurados. Por favor… “Lo siento, no hay tiempo”, espetó. Igual de cargado, un ciclista desmontó para transportar sus voluminosos bultos. Los juguetes del hijo. “Lo hice en el último momento. Este año fue más complicado con el trabajo”, confiesa Harold, un sudafricano que vive en Burdeos desde hace tres años. Maëlis, de 24 años, se prepara para abandonar Promenade Sainte-Catherine con un libro, bombones y un par de zapatos. Un presupuesto más ajustado para estas vacaciones. “Acabo de terminar mis estudios y estoy buscando trabajo”, explica.
En el centro comercial Mériadeck son las 15.00 horas. El flujo se acelera muy bien. El gerente de la tienda Kingtoy espera hasta fin de año para hacer balance. “Las compras navideñas se realizan entre octubre y diciembre. Pasamos un gran “Viernes Negro”. Lo digital también funciona muy bien. “Click and Collect” representa el 20% de nuestra facturación”, afirma. Al salir de la boutique Nature et Découvertes, Maëlle apostó por una temática natural con una casita para pájaros, un libro sobre el canto de los pájaros y una guirnalda solar. “No somos muy tísicos en la familia. La idea es comprar pequeños obsequios o hacerlos vosotros mismos, divirtiéndoos por supuesto. »