El equipo de la institución cultural parisina envía una carta abierta a la alcaldesa de París en la que le pide que se haga cargo urgentemente del realojamiento de los 250 jóvenes instalados en sus locales desde el 10 de diciembre.
Señora alcaldesa de París,
Como saben, desde el 10 de diciembre, 250 personas de todos los sectores sociales y sin soluciones habitacionales, reunidas en el Colectivo Juvenil del Parque Belleville, han ocupado los espacios de la Gaîté lyrique, espacio cultural de la ciudad de París. Deploramos el carácter repentino y repentino de esta ocupación, pero compartimos la exigencia de estas personas de obtener refugio, como es su derecho.
Hoy, después de una semana, no se vislumbra ninguna solución, las incidencias aumentan, el cansancio y la inadecuación de los espacios pesan cada día más y crean múltiples tensiones. Deploramos esta falta de diálogo entre los servicios del Estado y los de la ciudad de París. Esta inacción pone claramente en peligro a las personas alojadas y deja a los equipos afrontar la situación solos, sin ningún calendario de resolución. En ningún caso Gaîté lyrique es competente y no dispone de los espacios y medios sanitarios para ofrecer una solución de alojamiento respetuosa y con dignidad humana.
Los 250 jóvenes se encuentran todavía en la Gaîté lyrique, en condiciones de acogida más que inadecuadas, a pesar de toda la ayuda de los equipos y asociaciones locales que hacen todo lo posible para proporcionarles asistencia, alimentación y seguimiento médico. ¿Las autoridades competentes deben ser tan ineficaces e incapaces de llegar a un acuerdo que la sociedad civil, en este caso representada por los actores culturales, se vea obligada a gestionar esta situación por sí sola? Qué amarga observación ver en un callejón sin salida al equipo de un lugar cultural que trabaja a diario al servicio de la ciudad de París, para dar pleno sentido a este establecimiento, para el interés general, para defender los valores. de igualdad, hospitalidad, respeto a las personas.
La Gaîté lyrique está sola y obligada a elegir entre su obligación reglamentaria como concesionaria de este lugar y su deber moral, el de no echar a estas personas a la calle, en pleno diciembre, cuando las temperaturas rondan los 0°. Esto es impensable para nosotros. ¿Deberíamos esperar hasta que la situación se deteriore aún más, o hasta que haya víctimas, antes de que cese la inacción?
Porque la cuestión no es “logística”. Sabemos, y los equipos del ayuntamiento de París nos lo han confirmado en numerosas ocasiones, que hay lugares para acoger a estos jóvenes, institutos vacíos, gimnasios que se pueden utilizar. A la capital no le faltan locales vacíos. ¿Y cómo podemos imaginar que no pueda acoger urgentemente a 250 jóvenes cuando hace apenas tres meses pudo acoger brillantemente a más de 11 millones de personas, con motivo de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos?
No, la cuestión no es logística. Ella es política. Y escuchamos el mismo discurso todos los días: “la presión no es lo suficientemente fuerte sobre el Estado”, “el equilibrio de poder no es lo suficientemente tenso”, “hay que hacer que el Estado no asuma sus responsabilidades”. El Estado dice lo mismo, le pasa la pelota a la ciudad de París y hemos perdido la esperanza de que intervenga para encontrar una solución de realojamiento.
Todo el mundo acaba admitiendo que estos jóvenes alojados en la Gaîté lyrique tienen la desgracia de ser, o incluso constituir… un vacío jurídico. No están ni bajo la responsabilidad –nos atrevemos a decir protección– del Estado, ni bajo la del Ayuntamiento de París. Entonces ambas partes pasan la pelota, esperando que la otra ceda. Ya no es momento de saber quién tiene razón y quién no. No es su responsabilidad jurídica a la que apela el equipo de Gaîté lyrique, señora alcaldesa de París, sino sus exigencias morales.
Firmantes:
Juliette Donadieu, director general de Gaîté lyrique; Vicente llevar, director general de Arty Farty y presidente de Gaîté lyrique; Boris Razon, director editorial Arte Francia; Alizée Lozac’hmeur, cofundador de Makesense; Benoît Hamon, Director General Singa Global; Françoise Nyssen, presidenta del consejo de vigilancia de Actes sud; Anne-Sylvie Bameule, presidente del consejo de administración de Actes sud