Festival de Aviñón: “Hécuba, no Hécuba”, de Tiago Rodrigues, la magia esencial del teatro

Festival de Aviñón: “Hécuba, no Hécuba”, de Tiago Rodrigues, la magia esencial del teatro
Festival de Aviñón: “Hécuba, no Hécuba”, de Tiago Rodrigues, la magia esencial del teatro
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Llegamos allí después de un buen cuarto de hora de caminata por el bosque. Mineral y rodeada de una franja de vegetación, la cantera de Boulbon, decorada con un trabajo excepcional en las luces, está ocupada únicamente por mesas y sillas y por la imponente estatua cubierta de un perro de tres patas, un hito mitológico. Un grupo de actores, todos vestidos de negro, se encuentran en el primer día de ensayo de Hécuba por Eurípides. Trabaja, se relaja, ríe, entre ráfagas de presión (¡Tranquilo, el estreno aún está lejos!) y reacciones a una lectura feminista de un texto escrito hace 2.500 años.

Nadia (Elsa Lepoivre) interpreta a Hécuba, reina derrocada de Troya cuyos hijos se han convertido en problemas políticos. Habla con Agamenón (Denis Podalydès). La actriz está preocupada, tiene que marcharse temprano, encuentra compasión o enfado… Al drama que vive Nadia se une la tragedia que asola a Hécuba. También lucha, se rebela, ataca al poder, volcando la mesa sobre las instituciones de acogida de niños vulnerables.

Su hijo, Otis, diagnosticado con autismo a los cuatro años, sufrió abusos insoportables en una casa de acogida. Su frágil equilibrio fue destruido. A partir de ahí, se entrelazan los hilos de dos vidas, la de la actriz y la del personaje que interpreta, fusionándose en la fuerza de una causa, el ardor de una revuelta, de una ira, de una lucha contra una situación que sólo alinea a personas que descartar en un sistema.

Los pasajes de la vida de Nadia a la obra colectiva de la tragedia están orquestados sin transición, los actores de la Comédie-Française, Eric Génovèse, Loïc Corbery, Gaël Kamilindi, Elissa Alloula, Séphora Pondi, todos notables, interpretan varios papeles y componen dos sensibles frescos fundidos en uno.

a la magia de Hécuba, no Hécuba (título que puede entenderse a través del prisma del joven Otis), debe mucho al talento de Tiago Rodrigues, director del Festival de Aviñón, firmando texto y dirección modernos, en su fusión de ficción con realidad. El paso de una escritura a otra es muy fluido, el personaje de Nadia, construido como espejo del de Hécuba, llama la atención y la atención. Y la tensión dominante está constantemente impactada por el autodesprecio de los actores por su trabajo (se burlan del vestuario, de la ausencia de escenografía, etc.) y del humor del texto (según el principio de repetición: “Quieres un café, un ristretto que compro en una pequeña tienda italiana“, insiste Podalydès, cuando interpreta al fiscal).

Que aporta aliento, burbujas de ligereza, tanto como la música de Otis Redding. Y especialmente en esta escena coreografiada con la canción. Probar un poco de ternura, con su liberador y rítmico ascenso de poder. Tan inesperado como abrumador, revela a Elsa Lepoivre particularmente luminosa, como liberada de la tensión que hasta entonces la había devorado. Esta madre enojada, que a Tiago Rodrigues le recuerda a las de la Plaza de Mayo de Buenos Aires durante la dictadura, da fuerza para todas las batallas a librar. Un teatro que llega a la esencia del texto, que sitúa el trabajo de los actores en el centro de todo, que da fe en la creación.

Del 2 al 16 de julio a las 22 h, Carrière de Boulbon, 04 90 14 14 14. festival-avignon.com

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