Ésta es la paradoja de la actual secuencia neofascista: un aumento de la extrema derecha en todas partes, en las zonas rurales, pero en las grandes ciudades, que mantienen los puntajes de la extrema derecha en sus niveles más bajos.
Este es el caso de Nantes, con un candidato del Frente Popular elegido en la primera vuelta y los demás casi con seguridad ganarán en una semana, mientras que la Asamblea corre el riesgo de caer en manos del RN. Esta división territorial, tan profunda, demuestra que dos países coexisten y se enfrentan.
En Nantes, como en otros lugares, la movilización se está organizando. Este domingo 30 de junio, mil personas se reunieron en la plaza Talensac, ante la convocatoria de sindicatos y distintas organizaciones, para presenciar los resultados electorales. Una forma de no sufrir la situación de forma aislada. Lamentablemente, se temía el veredicto de las urnas, proyectado en una pantalla. Se confirmó: la intensa propaganda de Bolloré, la aplicación de medidas de extrema derecha por parte del gobierno y la demonización de la izquierda dieron resultado: 13 millones de votos para los petainistas.
Después del shock, seguido de un discurso, vino el enfado. Una manifestación, que comenzó prematuramente y sin objetivos reales, llevó a cientos de personas a las calles del centro de la ciudad. La larga caminata continuó hasta las 23:00 horas y terminó con ráfagas de gases lacrimógenos cuando se acercaban a un hotel de lujo.
Electoralmente, el destino de metrópolis como Nantes ya está escrito: estos territorios seguirán siendo de izquierda y rechazarán masivamente al RN. Sin embargo, el régimen neofascista concentrará sus fuerzas represivas en las ciudades y desatará su violencia en sus periferias. Debemos prepararnos para resistir.
Y para afrontar la pesadilla que se avecina, las manifestaciones ritualizadas no serán suficientes.
Imágenes: @olimouazan, CA
