¿Un respiro antes de la caída? El destino del Primer Ministro Michel Barnier pende ahora de un hilo. La Asamblea Nacional deberá votar a partir de las 15.00 horas sobre el presupuesto de la Seguridad Social. O el Gobierno utiliza el 49,3 justo antes para su aprobación o deja que el texto sea rechazado por la izquierda y por la Agrupación Nacional, dándose un poco de tiempo. En ambos casos, la presentación de mociones de censura por parte de la oposición parece inevitable: la RN amenaza con votar a favor de la izquierda, al no haber obtenido las concesiones que deseaba. Sin embargo, en medio de esta tormenta política sin precedentes, la agencia Standard & Poor’s decidió, el 29 de noviembre, mantener su confianza en Francia.
“A pesar de la incertidumbre política”, eufemizó, la calificación de la deuda francesa se mantiene en “perspectivas estables”. Asimismo, la Comisión Europea validó la trayectoria financiera prevista por el ejecutivo, sin hacerse tampoco demasiadas ilusiones. Ni S&P ni Bruselas creen realmente en respetar el objetivo de déficit, que debería pasar del 6,1% del PIB al 5% en 2025. El plan de recuperación de 60.000 millones de euros se funde con las concesiones políticas (menores reducciones de las tarifas, impuestos sobre la electricidad, etc.) .). Alcanzar el 5,3%, como prevé la Comisión, ya sería un logro. Una cosa es segura: Francia seguirá siendo el tonto europeo, como lo demuestra la reciente caída del déficit francés en comparación con el de la zona euro en su conjunto.
En veinte años, el déficit de Francia sólo ha sido inferior tres veces al famoso límite del 3% del PIB, heredado del Tratado de Maastricht. Pero las autoridades europeas nunca se han atrevido a imponer las sanciones financieras previstas en el marco del procedimiento de “déficit excesivo”.
La evolución de los déficits está directamente relacionada con la del PIB, que determina el nivel de los impuestos y los ingresos sociales. Francia se distingue de otros países por sus potentes amortiguadores sociales, que acentúan el déficit en caso de crisis, y por sus recurrentes dificultades para reducir el gasto durante una fase de crecimiento. Pero desde el shock inflacionario vinculado a la guerra en Ucrania, la trayectoria de Francia se ha desviado de una manera sin precedentes de la de sus vecinos.
Así, en 2024, el déficit francés podría ser más de tres puntos superior a la media. Una brecha que nunca había sido tan grande desde la creación de la zona del euro.
France