“Estamos lejos del gesto de humor, de la bofetada que se escapa y constituye, ya en sí misma, violencia. Hay una cierta repetición, una preparación, una manera de hacer las cosas”, informó el juez este martes 26 de noviembre para explicar la decisión del tribunal judicial de Mont-de-Marsan. Frente a ella, una mujer de 29 años, vestida de negro tan profundo como vacíos sus ojos.
Esta madre, aislada y ya seguida en el marco de una medida de asistencia educativa, vino a instalarse en Mont-de-Marsan para cuidar de su madre enferma. “Creo que las chicas no aguantaron la mudanza, ni mi nueva pareja. Su comportamiento ha cambiado”, afirma lacónicamente.
Cuando rompen un vaso, aplastan un lápiz labial o discuten, la madre agarra una barra de cortina blanca y la usa como látigo. Golpea las plantas de los pies de sus pequeñas, de 5 y 8 años. Durante un viaje escolar, se notan los moretones. Se hace un informe. “No debemos hablar de eso, mamá nos matará”, ruega el mayor. Los dos niños están albergados.
Otra foto
Se descubrieron alrededor de diez hematomas en la niña más joven. Un poco menos en el mayor. Psicológicamente, el dúo está marcado por la ansiedad del abandono y el miedo de no volver a ver a su madre abusiva. Una “muy modesta, sólo cree que existe cuando el adulto la autoriza”, señala la psicóloga.
La mayor está bastante “tranquila pero celosa de su hermana, que tiene un carácter fuerte y se ha mostrado difícil desde que su padre salió de prisión”, justifica la madre, que admite haberse sentido “abrumada por el comportamiento de sus hijas, que muestran otra imagen de sí mismas”. en público.
La violencia es parcialmente admitida por esta mujer, “reconocida como trabajadora discapacitada, desempleada y que acaba de presentar un expediente por sobreendeudamiento”, recuerda el juez. “¿Has sido víctima de violencia doméstica a manos del padre de tus hijas? », se confirma.
Rompiendo el ciclo de violencia
Yo, Frédéric Lonné, para las niñas, insiste: “No hay ninguna anormalidad infantil en los trastornos del comportamiento. Nos encontramos ante dos pequeños con el cuerpo cubierto de hematomas. » Subraya también el carácter pernicioso de las palizas: “La violencia está localizada donde no se puede ver. »
El fiscal continúa: “Hay que interrumpir el ciclo de violencia. La violencia es perjudicial para la mujer y sus hijos, que tendrán que vivir con estas cicatrices. » Pone en duda el ejercicio de la patria potestad.
En defensa, Me Manon Valentini hace oír la voz de su clienta: “Una mujer que tiene deficiencias educativas y que está paralizada por la vergüenza, por la culpa. » Es condenada a ocho meses de prisión y deberá pagar 2.000 euros por daño moral a cada una de sus hijas. “No hay retirada del ejercicio de la patria potestad”, concluye el juez, teniendo en cuenta las gestiones realizadas por la madre desde la internación de las pequeñas para su atención psicológica.