Los franceses acumulan tres victorias consecutivas contra los famosos All Blacks. Este verano, los Bleus de Galthié, pero no los de Dupont, viajarán para una gira de tres partidos al país de la larga nube. Una serie de partidos que nos recuerdan que Dupont, Ntamack, Mauvaka, Penaud… y otros directivos quizás nunca jueguen en Nueva Zelanda.
Si la manifestación contra Japón y la maestría mostrada ante los Pumas fueron emocionantes, la euforia de la gira de otoño proviene ante todo del tremendo éxito contra Nueva Zelanda. Ha sido así desde el principio de los tiempos: un duelo con los All Blacks es único porque inmediatamente se convierte en una leyenda, sea cual sea el resultado. Ésta es también la magia de “All Blacks”. Y debemos admitir que el orgullo, entre nosotros los franceses, no es débil por haberles vencido las tres últimas veces que nos enfrentamos, creando una nueva rivalidad –al menos (re)avizada– entre las dos naciones. Sólo hay que echar un vistazo a la agenda para darse cuenta, no sin una inmensa emoción, de que los próximos tres encuentros contra nuestros mejores enemigos tendrán lugar durante el próximo verano, en Nueva Zelanda… Y la euforia de caer tan seco al comprender que el Francés “. Y, sin ofender a estos tipos que deben ser considerados más que de segunda categoría, obligándonos a recordar los famosos ovnis de la era Galthié, incluido Melvyn Jaminet, que se reveló durante un viaje a Australia ya disputado sin los ejecutivos, o a recordar que Jelonch, Danty o Woki habían cambiado de dimensión con este tipo de gira de verano, hay que lamentarse ante esta situación que es, en el mejor de los casos, desgarradora, en el peor, ubuesca. Tampoco se trata aquí de acusar a Fabien Galthié y sus adjuntos, que tomaron la decisión (prudente y razonable) de dejar descansar a los empresarios en el suelo.
Esto es necesariamente reflexivo, sobre todo porque el personal debe considerar las cosas a medio y largo plazo, para planificar con antelación hasta la reunión de 2027, cuando será cuestión de llegar lo suficientemente fresco como para finalmente levantar ese maldito trofeo Webb-Ellis. Incluso si llegamos a decir que estos Tricolores precisamente necesitan volver a medirse con lo más alto para alcanzar las cumbres, llegar a creer que tal vez sería mejor reservarles un momento más… ¿Cómo aceptar que Dupont, Fickou ¿Mauvaka, Ollivon, Ramos, Bielle-Biarrey, Flament o Penaud no viajarán en julio? Imaginemos que la gira victoriosa de los Bleus en el país del rugby en 1994 está grabada en la memoria de todos, que todavía hablamos del try del fin del mundo como si ayer lo hubiera aplastado Jean-Luc Sadourny. Es terrible, pero el incomparable Antoine Dupont quizás nunca juegue en su carrera en el Eden Park de Auckland. La culpa la tiene la organización actual del rugby, su calendario absurdo. Es como si, en el tenis, hubiéramos privado a Roger Federer de pisar el césped de la pista central de Wimbledon, o a Rafael Nadal la pista de tierra batida de la pista central de Roland-Garros. Y francamente, está llorando…
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