Para empezar, quería volver a una pregunta que me hacen a menudo en las redes sociales: ¿es correcto decir “está nevando” en lugar de “está nevando”? Y siempre respondo lo mismo, es decir, que depende de la zona en la que nos encontremos. En la gran región de Lyon, desde Annecy hasta Bourges pasando por Clermont-Ferrand, los dialectos locales han sustituido a menudo “él” por “aquello” en construcciones impersonales… por lo que es normal alegrarse o quejarse de que “esa” nieve”, no “ que nieva”. El origen de este fenómeno es dialectal: así decíamos en las lenguas regionales locales, que hablábamos antes de que el francés se convirtiera en lengua oficial. Y tiene sentido: cuando decimos “está nevando” en lugar de “está nevando”, ponemos más énfasis en la acción en curso, como si estuviéramos señalando el fenómeno. Es una forma de hacer que la experiencia sea más viva. Y no es exclusivo de la nieve: también decimos “ca quaille” por “hace frío”, “está lloviendo” por “puede”, etc.
¿Qué pasa con las expresiones populares?
Son numerosos y a menudo poéticos. En francés estándar, para designar las fuertes nevadas, diremos “nieve fuerte” o “nieva en grandes copos”. Pero en las regiones, por supuesto, a veces tenemos metáforas muy curiosas: en Grenoble ya he oído que caen “astillas”, en Saboya que caen “cabezas de gato”. En la misma zona también podemos decir que “está cayendo fuerte”, mientras que en Poitou decimos “está nevando fuerte/a tiempo completo”. Bueno, un poco lejos de casa pero me gusta mucho la expresión quebequense: “las pieles de liebre caen” (en Quebec, en invierno, las liebres son blancas)
Y esta historia de los inuit que tienen 50 palabras para designar la nieve, ¿es cierta o es una leyenda?
Un poco de ambos. En realidad, las lenguas inuit tienen varios términos para describir la nieve, ¡pero no necesariamente 50! Lo que recordamos especialmente es su capacidad para diferenciar tipos de nieve en función de su textura, su utilidad o su estado: nieve fresca, nieve arrastrada, nieve derretida, etc.
Y en algunas regiones francesas tenemos algo comparable, especialmente en los Alpes y los Pirineos: empecemos por los que prefieren los esquiadores: el polvo o la nieve polvo que ya hemos disfrutado aquí. Existe también la palabra alfombra que se utiliza para denominar a la nieve suave como el terciopelo, uniforme y poco pegajosa, de espesor transformado más o menos bajo. Trafollée se refiere a esta nieve ligeramente compacta, que ya ha sido calcada por los esquiadores, lo que le confiere una textura no uniforme, como la de una pista sin acondicionar en una estación. En nieve de menor calidad hay que tener cuidado de no confundir el cartón con la corteza, dos tipos de nieve cuya superficie presenta una fina capa de hielo, la primera rompiéndose en bloque mientras que la corteza deja ver la nieve una vez que ha atravesado. Por último, destacamos diferentes tipos de nieve húmeda, pesada y granulada, típica del fondo de las pistas a principios de primavera. Boulatche se transforma en tiaffe o patchoque si se mezcla con tierra. A esta misma familia podemos relacionar la sopa, a la que los esquís no se adhieren bien porque está demasiado derretida.
Recordemos que incluso en regiones donde nieva poco o nada, la nieve tiene su propia jerga.