Los senadores inician su examen a las 10:00 horas. Pasarán una semana entera en la sección de “ingresos”, antes de mirar los gastos. Está prevista una votación solemne para el 12 de diciembre.
Rechazado en primera lectura en la Asamblea, el presupuesto llega al Senado en su versión inicial, la presentada por el gobierno.
– “Sin complacencia” –
Por tanto, hay que empezar de cero, pero no es peor para la coalición gubernamental, representada en el Palacio de Luxemburgo por casi 250 senadores de 348, desde el poderoso grupo LR hasta el pequeño grupo radical RDSE, pasando por la centrista Unión y sus 60 funcionarios electos, esenciales en esta sala.
“Por primera vez en al menos siete años y probablemente diez años, hay una mayoría clara en el Senado para acompañar y apoyar -sin complacencia pero de forma positiva- la acción del Gobierno”, insistió en los últimos días Michel Barnier.
El inquilino de Matignon lo repite una y otra vez: su presupuesto es “perfeccionable” y “trabajaremos con el Senado” para “mejorarlo”.
Teniendo esto en cuenta, los senadores de la “base común” – pertenecientes a cinco grupos del hemiciclo – abordaron el examen de este texto, tratando de coordinarse lo antes posible.
“Somos una nueva mayoría que se descubre a sí misma en el proceso de apoyo al gobierno. Todos deben asumir esta gran responsabilidad: la recuperación del país”, insiste el ponente del presupuesto general, Jean-François Husson (LR).
Todos los líderes de los grupos de derecha y de centro enviaron así un mensaje de “sobriedad” a sus tropas, para atemperar los deseos de unos y otros de solicitar nuevas ayudas a modo de enmienda, o de eliminar diversos impuestos a las empresas.
– Esfuerzos –
Si el Senado aprueba la “contribución excepcional” sobre los beneficios de las grandes empresas o sobre el impuesto mínimo solicitado a las familias más ricas durante tres años, será una primera señal fuerte a favor del Gobierno.
La cámara alta todavía corre el riesgo de marcar algunas pautas diciendo no al aumento del impuesto sobre la electricidad y, sobre todo, reduciendo la contribución solicitada a las autoridades locales, siempre mimadas en esta cámara.
“El esfuerzo de 5 mil millones de euros no es posible. Queremos limitarlo a 2 mil millones y ahorrar 3 mil millones en otra parte”, prometió el presidente del Senado, Gérard Larcher, ante el Congreso de los alcaldes de Francia.
La izquierda, minoritaria, no deja de indignarse por lo que califica de “renuncia”: “Veo claramente la estrategia de la derecha, que dirá que ha reducido sus esfuerzos y ha defendido a los cargos electos. Pero Esto no es aceptable”, señala el socialista Thierry Cozic.
“Por primera vez en su historia, el Senado se prepara a abandonar a las comunidades”, añade la ecologista Ghislaine Senée.
Pero el trabajo del Senado, particularmente examinado este año, será sólo un paso intermedio. Entonces será necesario que siete diputados y siete senadores intenten llegar a un compromiso sobre el presupuesto en el marco de una comisión mixta (CMP).
Si lo consiguen, la versión final del texto parece prometida en el 49.3 cuando vuelva a los diputados. Y por lo tanto a una moción de censura de la izquierda, que la Agrupación Nacional amenaza con votar si no es escuchada antes…
