En el mercado de Yssingeaux, en el otoño de 1964, “la patata procedente de “la región alta”, es decir de esta región de Meygal y Lizieux, se vende por algunos céntimos más que sus competidores. Esta es la observación hecha por nuestro periodista Jean Masse en La Tribuna – Progreso del lunes 30 de noviembre de 1964.
Pero ¿cuál es el secreto de las patatas Pertuis y Queyrières para alcanzar tanto éxito entre los consumidores? “La altitud y la naturaleza del terreno permiten caracterizar esta producción”, escribe nuestro periodista que fue a encontrarse con los productores. “La tierra, al ser más ligera, actúa un poco como un producto de belleza al dar a las patatas una piel suave y una forma alargada. Es este aspecto el que atrae al consumidor”.
Hasta 250 productores unidos en una cooperativa
Y los compradores están aún más satisfechos porque la cosecha de 1964 fue abundante y de buena calidad. A diferencia del año anterior, el tizón tardío no ha causado estragos y las patatas están sanas y se conservarán durante mucho tiempo.
Pero no nos equivoquemos: en los años sesenta, el cultivo de la patata, aunque apreciado, seguía siendo bastante confidencial. Sólo aporta ingresos adicionales a los agricultores de la región. Muy lejos de lo que se había iniciado unas décadas antes, cuando se creó una cooperativa Meygal-Lizieux que reunió a cerca de doscientos cincuenta productores de Pertuis, Queyrières, Saint-Jeures y Araules. “En aquella época, más de cien toneladas salieron de la región hacia diferentes mercados”, afirma Chalendar, ex presidente de la cooperativa.
El Bintje del Norte gana las votaciones
“Pero rápidamente, la producción de la cooperativa compitió con otras de calidad más adaptadas al consumo y a las máquinas peladoras…” Entonces se prefirieron las patatas de Sucs a las de Bintje du Nord. “Los cocineros le dirán que, al hacer un puré, se absorbe menos leche y queda más suave y ligero”, señala Riouffrait, comerciante de Pertuis. Aunque Velay consume muchas patatas, también tuvo que importar Bintje para satisfacer a sus clientes.
Es así como la papa ha ido decayendo en el territorio, quedando reservada para el autoconsumo o para la venta en los mercados de la región. En 1964, la cooperativa desapareció y, en los campos de las montañas de Yssingelais, sólo quedaban unas diez cultivando Abondance de Metz, Ker-Pondy y Krassava.
Pero “a veces sucede que esta región se venga en años en los que, debido a determinadas condiciones atmosféricas, la enfermedad se ha extendido a las regiones productoras, en Bretaña o en el Norte. Entonces la producción de estas regiones es insuficiente”. Y los mercados recuerdan que en estas montañas crecen tubérculos cuya fama habría merecido otro destino.
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