Se enriquecieron poniendo en peligro más de mil vidas. Este miércoles, el fiscal del tribunal de Évry-Courcouronnes (Essonne) solicitó penas de hasta dos años de prisión contra los diez acusados implicados en un vasto sistema de puesta en circulación de vehículos siniestrados.
Estos vehículos gravemente dañados (VGE) fueron comprados y luego “reparados” por demoledores y mecánicos corruptos de Essonne. En lugar de realizar las reparaciones necesarias en los dispositivos de seguridad, sólo hicieron modificaciones cosméticas, utilizando piezas robadas e imposibles de rastrear compradas a un coste menor.
Para encubrir el problema, recurrieron a una empresa de expertos del Valle del Oise, algunos de los cuales fueron calificados por el fiscal de “falsificadores profesionales” y de “piedra angular del sistema fraudulento”. Estos expertos, que debían comprobar repetidamente las reparaciones y garantizar la trazabilidad de las piezas antes de volver a poner el vehículo en circulación, uno de los cuales “sigue activo en el sector del automóvil”, admitieron haber elaborado informes falsos “con fines lucrativos”. o “para mayor comodidad”.
“Actos excepcionalmente graves” cometidos entre 2011 y 2015 sobre más de 5.000 vehículos en perjuicio de más de 1.300 víctimas, de las cuales sólo un centenar presentaron una demanda civil. Y por lo que los acusados están siendo juzgados desde el 4 de noviembre por fraude de pandillas organizadas, poner en peligro a otros, establecer un certificado inexacto y realizar trabajos ocultos.
“La compra de los pecios sólo era económicamente viable porque toda esta cadena violaba sus obligaciones legales y se basaba en intenciones fraudulentas”, insiste el fiscal. Y el magistrado subrayó que “ninguno de los imputados pudo comunicar el más mínimo documento exculpatorio”.
Calificado como “el primer beneficiario” de esta trama fraudulenta, el “gerente de facto” de la sociedad de tasación se quedó con la mayor parte, ya que la infracción le habría reportado cerca de 900.000 euros. El fiscal solicitó en su contra cuatro años de prisión, dos de los cuales con suspensión de la libertad condicional, una multa de 50.000 euros y el decomiso de las sumas y bienes incautados durante la investigación.
Con excepción de tres acusados, contra los demás acusados se solicitaron penas que oscilan entre 10 meses y 3 años de prisión con suspensión de la pena, así como la prohibición de realizar sus respectivas actividades durante cinco años. La sentencia es reservada y el tribunal dictará su decisión el 7 de febrero de 2025.