La Gruyère | Friburgo: Ver una película sobre la inclusión es una carrera de obstáculos

La Gruyère | Friburgo: Ver una película sobre la inclusión es una carrera de obstáculos
La Gruyère | Friburgo: Ver una película sobre la inclusión es una carrera de obstáculos
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Estrenada el 1 de mayo, la película Un p’tit truc en plus es un éxito de taquilla al invitar al público a reírse no de las personas con discapacidad, sino con ellas. En los cines Arena de Friburgo, la inclusión y la tolerancia sólo se mantuvieron en la gran pantalla. En cualquier caso, este es el sentimiento que predomina tras el relato de Laura*. Educadora en una institución de Friburgo para personas con discapacidad, quiere dar testimonio de la mala experiencia que ella, sus compañeros y nueve beneficiarios que viven con discapacidad intelectual vivieron el pasado domingo.

Las primeras dificultades comienzan cuando el grupo quiere reservar sus plazas. El educador describe una misión compleja debido a errores que ocurren en el sitio web. “No es posible realizar pedidos al por mayor de sillas de ruedas. Llamamos al cine, pero nos dijeron que no era posible hacer reservas por teléfono”. Finalmente, un educador logró conseguir las doce entradas necesarias el día de la proyección, en cinco pedidos distintos.

Pero el equipo no ha llegado al final de sus problemas. Según dice Laura, el acceso al cine sería una carrera de obstáculos para personas con movilidad reducida. Primero hay que tomar un primer ascensor (que estaba cerrado cuando llegaron) situado entre la rue de Romont y la rue de l’Abbé-Bovet para llegar a la galería. Luego un segundo dentro del cine. “Con tres personas en sillas de ruedas y otras seis que podían caminar pero necesitaban apoyo, era muy técnico. Nos tomó cuarenta minutos entrar al cine y llegamos durante los trailers”.

Sentado en el suelo

Delante de la fila que creían suya, dos educadores pidieron a los espectadores que se hicieran a un lado para permanecer junto a las personas en sillas de ruedas. “Como estos últimos son epilépticos, necesitan un apoyo específico”, recuerda Laura. Una de ellas es trasladada de su silla de ruedas a una butaca de cine, “para mayor comodidad”. Excepto que los últimos lugares de esta fila pertenecían a personas que llegaron unos momentos después. Las explicaciones y negociaciones se suceden a medida que comienza la película.

El director de la sala interrumpe entonces la proyección, enciende las luces e intenta en vano reorganizar las butacas. “Fue en ese momento que notamos que las ubicaciones de los dos educadores y del beneficiario en cuestión estaban en realidad con el resto del grupo, al fondo del salón que estaba lleno”. Resignados, los dos acompañantes se sientan en el suelo y vuelven a colocar al residente en su silla de ruedas. “En respuesta a los comentarios negativos, les pedí que explicaran que debía haber un problema con nuestra reserva y compartí mi decepción por la actitud de los espectadores”, dice Laura. A la salida, el gerente aconseja al grupo que escriban un correo electrónico la próxima vez que vengan. “Lo habíamos hecho en el pasado y nunca obtuvimos respuesta”, reacciona la educadora.

“Lamento haber molestado e incómodo al público, pero por una vez una película rinde homenaje a las personas con discapacidad, nadie en la sala hizo un gesto por ellas. Aunque ya son invisibles en los espacios públicos”, confiesa el educador, todavía bastante molesto. “Al testificar no quiero provocar un escándalo, sino crear conciencia sobre la inclusión”.

Mejoras en progreso

Contactado, el director de Arena Cinémas, Patrick Tavoli, anunció que había sido advertido de esta situación y dijo que lamentaba “profundamente las dificultades que este grupo encontró durante su visita y el malestar y el estrés causados”. Por escrito, asegura que la accesibilidad y la comodidad “de todos nuestros clientes, incluidos aquellos con movilidad reducida, son prioridades”. Indica que una situación de esta magnitud es la primera. “Normalmente asociaciones similares contactan con nosotros por correo electrónico dos o tres días antes de la sesión, lo que nos permite gestionar eficazmente las reservas y la recepción”.

Patrick Tavoli continúa: “Durante este día lluvioso en el que el cine estaba muy ocupado, hicimos todo lo posible para solucionar este percance”. En cuanto al primer ascensor, “pertenece al centro comercial y no es responsabilidad del cine. Dicho esto, nuestro gerente logró hacerlo funcionar para que el grupo pudiera usarlo”.

Sus equipos están trabajando en varias mejoras, asegura. “Estamos considerando integrar una funcionalidad que permitiría reservar varias plazas, incluidas las de sillas de ruedas (…) además de una dirección de correo electrónico dedicada a reservas y consultas sobre accesibilidad, para que grupos de personas con movilidad reducida puedan recibir ayuda de forma directa y efectivamente.” Elodie Fessler

>*Nombre conocido por la redacción

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