Los recuerdos de la partida comienzan con el despertar del domingo a las seis de la mañana. En casa, todos se prepararon en silencio. Nos subimos al camión. Los pequeños todavía estaban medio dormidos. Después, fue un poco inusual tener que esperar turno para subir a los pontones. [un ordre de départ pour emprunter le chenal des Sables-d’Olonne avait été établi par l’organisation, NDLR]. Cada dos segundos regresaba para abrazar a mi esposa y a mis hijos y decirles: “¡No me he ido, todavía estoy aquí!” » La verdad es que ya estaba un poco ido.
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Cuando me llegó el turno de bajar los pontones, vi a Armel Le Cléac’h [vainqueur du Vendée Globe 2017]que trabajaba para un canal de televisión. Empecé a llorar. Él también derramó su pequeña lágrima. ¡Creo que solo respondí la mitad de su entrevista! Todo estaba en nuestra apariencia. No teníamos mucho que decirnos el uno al otro. Él sabe adónde voy. Armel desencadenó toda esta emoción que yo había guardado. Luego pasas solo por delante de los otros barcos para llegar al tuyo. Los equipos técnicos y competidores que aún quedan os saludan. Es mucha emoción. Cuando llegué a mi barco, estaba toda mi familia, mi patrocinador, el equipo, etc.
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Tienes unos minutos para despedirte. Tuve que despedirme de todos quince veces para no olvidarme de nadie. Viví este momento al máximo. Saben que vas a pasar por algo difícil y que no nos veremos hasta dentro de tres meses. ¡Todos te apoyan y al mismo tiempo estamos solos! Después se produce el descenso del canal con esta multitud. Te da una bofetada en la cara. Es un momento realmente loco. La gente está ahí para nosotros, todos están ahí. Es la quinta vez que experimento este descenso del canal, pero cada vez, salvo la edición con Covid, ¡es un duro golpe! Es simplemente genial. Entonces, debes reenfocarte rápidamente. Al principio no hubo mucho viento.
Un comienzo de carrera intenso
El cruce del Golfo de Vizcaya requirió muchas maniobras y cambios de dirección. Después el viento aumentó. Pero él era inestable. Lo que requiere mucha energía para gestionar el barco. Allí tampoco hay mucho viento. Tienes que intentar encontrar el más mínimo atisbo de aire para avanzar, tienes que tomar las decisiones de trayectoria adecuadas. Ahí lo tenéis, un comienzo de carrera intenso. ¿Cómo viví el abandono de Maxime Sorel? [Premier skipper à avoir renoncé, vendredi 15 novembre, après avoir eu des soucis techniques et s’être blessé à une cheville.]
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Siempre es triste cuando alguien se da por vencido, especialmente tan pronto. Esto demuestra lo difícil que es esta carrera: ¡todo debe alinearse a nivel estratégico, técnico y humano! Con demasiada frecuencia olvidamos que, al final, es un hombre solo en su barco y que tiene límites. Estoy muy decepcionado por Maxime, pero tenemos que saber ignorarlo, continuar y, sobre todo, divertirnos.