DESCRIPCIÓN – El sector se enfrenta a una dura competencia. Para sobrevivir, los productores de caña de azúcar de la Isla de la Reunión dependen más del 70% de los subsidios. Temen una caída de las ayudas europeas y estatales.
Sentado en su microtractor, Olivier Mezino poda la hierba de sus plátanos, cerca de sus 6 hectáreas de cañaverales que dominan la costa salvaje del sur de la Reunión. Pero pronto, el panorama con el que se encuentra a diario podría cambiar. Este agricultor, que vive en Petite-Île desde hace veinticuatro años, planea eliminar completamente la caña de azúcar de su explotación para dejar paso a las patatas y más plátanos. « Es mucho más rentable -confía el productor. Produzco alrededor de 400 toneladas de caña al año. Pero por debajo de 3000 toneladas, no es viable. »
Entre 2017 y 2019, con la liberalización del mercado, los precios del azúcar cayeron drásticamente. Hasta entonces, las cuotas y los precios de referencia se fijaban en Europa. Al mismo tiempo, la producción de caña de azúcar ha aumentado marcadamente en países como Brasil, intensificando la competencia internacional.
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