Esta es una visita única. En pleno debate parlamentario sobre el presupuesto, los presidentes de la Asamblea Nacional y del Senado, Yaël Braun-Pivet y Gérard Larcher, acaban de pasar tres días en Nueva Caledonia en misión de mediación.
Desde el 13 de mayo, este territorio de ultramar del Pacífico Sur se encuentra sumido en una crisis institucional, social y económica de muy gran escala. La situación es “bajo control”, hoy asegura Yaël Braun-Pivet que Francia occidental, pero sigue vigente el toque de queda y el presidente de la Asamblea Nacional no duda en hablar de riesgo “colapsar” sin uno “ayuda de emergencia masiva” del estado.
En cuanto al futuro institucional de Nueva Caledonia, el presidente de la Asamblea Nacional aboga por la investigación “un acuerdo global” en lugar de un tratamiento separado del deshielo del cuerpo electoral que había encendido la pólvora en la primavera.
¿Cuál es su valoración de la situación en Nueva Caledonia, seis meses después del estallido de los disturbios?
Los caledonios están marcados para siempre por los acontecimientos, por la violencia y la destrucción masiva. Fuimos a Vallée-du-Tir con el presidente del Senado, una calle donde se quemaron muchas casas. Nos pusimos en contacto con los habitantes de Mont-Dore Sud que, durante meses, estuvieron aislados del resto del territorio por los bloqueos y la violencia. La economía está por los suelos. Nos reunimos con los actores económicos en Dumbéa, en el corazón del mayor centro comercial de Nueva Caledonia, devastado por múltiples incendios. Pudimos dialogar con todos los actores políticos que eran conscientes de la urgencia y la necesidad imperiosa de avanzar en el camino hacia un acuerdo. También fuimos muy bien recibidos y pudimos celebrar las ceremonias del 11 de noviembre en Numea, con todos los cargos electos, pero también en Koné, en la provincia del Norte (de mayoría canaca). Es un símbolo fuerte que apreciamos…
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