En el departamento, y desde hace varios años, se realizan numerosos controles de higiene en los establecimientos. Solicitada por el prefecto, esta intensa lucha deleitó a consumidores y residentes, que acogieron con agrado la acción tanto como los municipios.
En las calles de Val-d’Oise es habitual encontrar las cortinas de algunos restaurantes bajadas.
En el departamento, muchos establecimientos tienen que cerrar sus puertas durante algunas semanas o incluso más, tras la visita de un agente del Dirección Departamental de Protección a la Población (Ddpp).
Consumidores tranquilos
es el prefecto, Philippe Corteque enfatizó estos controles. En Francia, Val-d’Oise es el departamento más activo en términos de cierres administrativos.
Desde principios de 2024, y como anunció a finales del último ejercicio, la prefectura ha intensificado los controles: en total, ya se han llevado a cabo 1.600. A finales de 2023, más de 80 establecimientos se vieron afectados por el cierre administrativo.
Esta lucha es visible en las redes sociales, compartida masivamente por la cuenta X de este último.
Además de las fotografías de alimentos mal conservados, suciedad y, a veces, incluso roedores presentes en determinadas cocinas, el departamento no duda en utilizar “nombre y vergüenza”. En francés, nombra el restaurante y su dirección. “La fuerza de la imagen es que mata el partido”, afirmó Philippe Court, el prefecto, en noviembre de 2023.
En los municipios, los consumidores se sienten tranquilos por las medidas adoptadas. “Esto nos tranquiliza un poco a todos, no necesariamente queremos enfermarnos”, sonríe Tene, residente de Garges-lès-Gonesse, al micrófono de BFM Paris Ile-de-France.
Es en esta localidad donde se produjeron los últimos cierres. El 7 de noviembre, en su cuenta X, la prefectura informó de seis controles. Todos terminaron en cierre, incluido uno por emergencia.
Y eso no parece sorprender a algunos residentes. “Garges está lleno de ratas. Hay restaurantes donde hay ratas, si filmas las ves, con los controles no hay nada de qué preocuparse”, respira Karim.
La satisfacción de los restauradores sigue abierta
Pero ¿qué pasa con los principales actores, los restauradores? En Sarcelles, el “Big Yass”, que sirve kebabs y otros bocadillos, las cocinas fueron revisadas seis veces. Ningún cierre para este establecimiento, sino un cartel con el nivel de higiene “satisfactorio” dejado por los controladores.
“Es una garantía de higiene para nosotros, es decir, que los clientes vean que está bien y controlado”, afirma Mohamed Raib, propietario del local, al micrófono de BFM Paris Île-de-France.
Si el restaurador dice estar encantado con estos controles, plantea una cuestión de salud pública para todos los clientes.
“Prestamos atención a la salud pública, a nosotros, porque somos nosotros los que comemos, como nuestros hijos y nuestra familia, entonces los clientes también son como nuestra familia”, afirma el restaurador.
Como para el resto de profesionales, los controles no molestan. De lo contrario. “Hoy está claro que en nuestra profesión debemos ser ejemplares en términos de higiene y seguridad alimentaria, por lo que no hay debate. Aceptamos completamente estos controles”, insiste Franck Delvau, presidente de la UMIH París y Isla de Francia. .
Por otro lado, lamenta que estas últimas sólo se realicen en establecimientos, y no en determinados vendedores ambulantes de comida. “Los encontramos en casi todas partes, vendedores de bebidas y bocadillos elaborados en condiciones higiénicas completamente inusuales”, explica el hombre.
Alcaldes agradecidos por el trabajo realizado
Además de los restaurantes, el cierre de establecimientos en 2023 afectó a dos residencias de ancianos, once panaderías, tres empresas de fabricación o venta de productos agrícolas y un matadero.
Por parte de los municipios, se acoge con gran satisfacción la acción del prefecto. “Es un prefecto absolutamente excepcional, que desea reducir toda liberalización, en particular en los restaurantes insalubres y en los barrios marginales”, alardeó Philippe Sueur, entonces alcalde de DVD de Enghien-les-Bains, en BFMTV.com.
El político, al mando desde 1989, ha visto ir y venir a los prefectos. Pero no duda en decir: “La verdad es que nunca había visto a uno tan activo”.
Misma reacción en Pontoise, localidad a pocos kilómetros de Enghien-les-Bains. “Es muy sencillo: por fin se aplica la ley. Afortunadamente, estos controles se están realizando”, saludó Stéphanie Van Euw, alcaldesa de Libres!.
Con estas acciones, Philippe Court, prefecto del departamento, dio ideas a sus vecinos. En Seine-Saint-Denis, la prefectura ya no duda en compartir fotografías y nombres de los restaurantes controlados.
Bettina de Guglielmo, Julie Benmoussa y Martin Regley