la pobreza lleva a la gente a prisión

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El sistema penal suizo “selecciona” y “encarcela” a los pobres.Imagen: TRAPEZOIDAL

Las prisiones suizas están llenas de personas condenadas por delitos menores, encarceladas porque no pudieron pagar sanciones monetarias ni multas. Esta situación se explica por un sistema penal que selecciona a personas pobres y marginadas, explica un especialista.

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El año pasado, unas 9.200 personas fueron encarceladas en Suiza, informó el lunes la Oficina Federal de Estadística (FSO). Muchos de ellos no deberían haberlo sido. “En el imaginario colectivo, alguien que está en prisión es alguien peligroso”, explica Louise Hauptmann, estudiante de doctorado en Derecho penal y autora de una tesis sobre la crianza de los hijos en prisión. “En realidad, hay muy pocos detenidos que sean verdaderamente detenidos”.

“Los grandes casos que han aparecido en los titulares, como el caso Adeline o Claude D., son minoría”

Luisa Hauptmann

De hecho, en Suiza la mayoría de los presos son encarcelados por delitos menores. Casi la mitad de los presos liberados el año pasado habían cumplido condenas inferiores a 30 días.mientras que el 66% había pasado menos de tres meses detenidos. Como lo recordó recientemente Correoviajar en transporte público sin billete o cometer pequeños hurtos puede conllevar una estancia en prisión.

Esto es especialmente cierto para una categoría social específica: Los pobres, que están sobrerrepresentados en las cárceles suizas.. “Básicamente, el castigo siempre está motivado por la comisión de una infracción”, señala Louise Hauptmann.

“Sin embargo, los criterios utilizados para enviar a alguien a prisión seleccionan a personas pobres y extranjeras, que a menudo son ambas cosas al mismo tiempo. Para las personas que trabajan en el ámbito de la privación de libertad, esto es obvio”.

Luisa Hauptmann

El problema de las oraciones alternativas.

Resultado: “Encarcelamos a los pobres y la prisión se convierte en una herramienta para gestionar la pobreza”, resume el investigador. ¿Para qué? La respuesta se encuentra en el funcionamiento del sistema penal suizo, que ofrece varias alternativas al encarcelamiento. “A menudo es en ese momento cuando se realiza la selección de los pobres”, explica Louise Hauptmann.

“Estas opciones requieren condiciones especiales que las personas marginadas no pueden cumplir”

Luisa Hauptmann

Las sanciones económicas y las multas son el ejemplo más explícito. Si el condenado no puede pagar la cantidad que se le exige, podrá ser encarcelado. A esto se le llama pena privativa de libertad alternativa.

El año pasado, más de la mitad de las personas encarceladas (53%) cumplían este tipo de pena, recuerda la OFS. En otras palabras, Se suponía que más de la mitad de ellos no debían estar en prisión.pero se encontraron tras las rejas porque no podían pagar una multa o sanción monetaria. Sólo el 38% de los presos habían sido condenados directamente a una pena privativa de libertad.

“Por definición, son los pobres los que corren el riesgo de no poder pagar. Por tanto, son ellos quienes corren el riesgo de acabar en prisión por delitos menores”, explica Louise Hauptmann. La cantidad a pagar debería adaptarse a las posibilidades económicas de los reclusos, continúa, pero muchas veces no es así. “Existe una cantidad mínima, fijada en 30 francos diarios o, excepcionalmente, diez”, explica el investigador.

“Estamos hablando de personas que ya son pobres, que a menudo ya están en la búsqueda y que no necesariamente tienen medios para gastar 10 o 30 francos al día durante 30, 50 o 100 días”.

Luisa Hauptmann

Por no hablar de que, a veces, las sanciones económicas pueden ser bastante largas: hasta 180 días, lo que corresponde a 1.800, o incluso 5.400 francos en total. “Es mucho dinero”, comenta Louise Hauptmann. “La clase media suiza ya casi no va a la cárcel por delitos menores, a diferencia de la gente que no tiene dinero”, resume el informe. Correo.

Prisión preventiva

Otras alternativas al encarcelamiento tampoco benefician a las personas marginadas. Para poder obtener la pulsera electrónica es necesario disponer de alojamiento. Para beneficiarse de un régimen de semidetención, que permite al preso trabajar al aire libre durante el día, es necesario tener un trabajo. Por último, el servicio comunitario no puede sustituir una pena privativa de libertad alternativa: está prohibido por el Código Penal.

Hay otro factor decisivo: para todas estas alternativas a la detención, no debe haber riesgo de fuga. “Muy a menudo consideramos que los extranjeros presentan riesgo de fuga simplemente porque tienen otra nacionalidad”, afirma Louise Hauptmann. “Esto es especialmente cierto cuando no tienen una buena integración social en Suiza, por ejemplo cuando no tienen trabajo allí”.

También aumenta las posibilidades de que una persona extranjera sea encarcelada antes del juicio. Louise Hauptmann resume:

“Los extranjeros son más frecuentemente sometidos a prisión preventiva y luego, una vez declarados culpables, son encarcelados”

Luisa Hauptmann

Pobreza criminógena

Esta situación tiene muchas implicaciones. “Existe claramente un círculo vicioso entre prisión y pobreza”, afirma Louise Hauptmann. “En primer lugar, los pobres tienen más probabilidades de cometer delitos porque es un medio de subsistencia. Luego, cuando son encarcelados, generalmente pierden su vivienda y su trabajo”, explica.

La investigadora pone el ejemplo de las cárceles de Vaud, donde los salarios varían entre 16 y 33 francos diarios al 100%: “Cuando estas personas salen, ya no tienen nada”, afirma. “Si ya eran pobres, lo son aún más. La prisión mantiene la pobreza, lo que a su vez es criminógeno”.

Por no hablar del hecho de que las cárceles suizas están superpobladas. Su tasa de ocupación se acerca al 95%, según la OFS. Esto crea otro problema: “No hay recursos suficientes para garantizar la reintegración social de los presos verdaderamente peligrosos”, denuncia Louise Hauptmann.

“Si se seleccionara mejor a las personas encarceladas, se podría atender mejor a los presos que realmente necesitan estar en prisión”

Luisa Hauptmann

¿Una estrategia deliberada?

Algunos investigadores creen que el sistema penal suizo se dirige y castiga específicamente a los pobres y a las personas en situación precaria. Louise Hauptmann ve esto más como “el resultado de una vulnerabilidad social y económica de las personas afectadas que de un deseo explícito de castigar la pobreza”.

“Estas personas no tienen los medios ni el conocimiento para defenderse. Están estigmatizados, no pueden contar con la solidaridad de la sociedad civil –que sabe poco de su situación– y no se benefician de ningún lobby para defenderlos”, explica.

Una mejor representación podría ayudar a cambiar las cosas. En Alemania, por ejemplo, ex presos fundaron hace unos diez años un sindicato para mejorar las condiciones laborales de los presos y llamar la atención pública sobre sus reivindicaciones, recuerda el Correo.

En Suiza todavía no existen plataformas de este tipo, pero son posibles alternativas, opina Louise Hauptmann. “No es necesario inventar nuevas reglas, sólo utilizar las posibilidades que ofrece el derecho penal, que no es tan fijo como pensamos”, afirma el investigador, que recuerda que los jueces se benefician de un cierto margen de maniobra.

“Considerar el riesgo de fuga de manera más exigente sería un avance. También podríamos ser más creativos con respecto a las alternativas al encarcelamiento.

Luisa Hauptmann

Por último, una mejor información también podría influir. “Creo que hay una necesidad real de concienciar a la población para mostrarle que la mayoría de las personas encarceladas no son quienes pensamos”, concluye el investigador.

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