El sector vitivinícola francés conserva el sabor amargo de Donald Trump, todavía muy presente en la boca. De hecho, en octubre de 2019, había decretado derechos de aduana del 25% sobre los “vinos tranquilos” (no espumosos) procedentes de Francia, en el marco del litigio entre Boeing y Airbus.
Su elección el miércoles, mientras desarrollaba toda su campaña sobre el tema “Estados Unidos primero”, hizo temer a los viticultores y exportadores franceses la devolución de un impuesto, que la administración Biden sólo suspendió, no levantó, en 2021. El riesgo es alto”, estima Hortense Bernard, directora comercial de Millesima, una casa comercial en Burdeos y un peso pesado en las ventas de vino en línea en Francia. También podría aplicarse más como represalia a los impuestos digitales que en el contexto del conflicto Boeing/Airbus”, continúa esta especialista en el mercado americano, donde trabajó durante diez años.
“Un impuesto del 10% sería un mal menor”
Hortense Bernard explica que “lo que actualmente se está considerando es un impuesto del 10% sobre todas las importaciones procedentes de Europa, aunque hay grupos de presión que presionan para ir más allá”. Lo que le lleva a afirmar que “si acabamos con un impuesto del 10% será un mal menor y saldremos adelante”, mientras que será “mucho más complicado si es del 25%”.
“Es un poco paradójico gritar antes de sentir dolor”, admite Jean-Marie Fabre, presidente de los Viticultores Independientes de Francia, “pero en este caso pagamos para ver. En 2019, Donald Trump golpeó donde más duele, sabiendo que el sector del vino y las bebidas espirituosas ocupa el segundo o tercer lugar en superávits en la balanza comercial francesa. Estados Unidos es el primer país mundial en consumo de vino y los vinos franceses facturan allí 4.000 millones de euros al año. Por tanto, Trump midió muy bien el peso que representa el mercado americano para nuestro sector. »
Tras la aplicación del impuesto, la industria vitivinícola francesa sufrió “un déficit de 600 millones de euros en un año” en el mercado americano, recuerda Jean-Marie Fabre. “Y durante este tiempo, los demás países productores (Italia, España, etc.) se apresuraron a recuperar las cuotas de mercado que estábamos perdiendo. » Lo que lleva al jefe de los viticultores independientes a afirmar que una posible “estrategia de defensa a escala europea, para responder a esta fiscalidad de los vinos franceses, no necesariamente era compartida por otros países”. “Dejamos que el sector vitivinícola francés pagara solo la factura del conflicto comercial aeronáutico”, lamenta hoy.
¿Los champagnes pasarán por caja?
Tomada por sorpresa en 2019, esta vez “la industria del vino se está organizando en Estados Unidos para defender nuestros intereses”, asegura Hortense Bernard. Señala en particular que “los restauradores estadounidenses obtienen la mayor parte de sus márgenes de los vinos franceses”. “El vino francés no es sustituible”, continúa, “porque tenemos una riqueza que nos permite cubrir muchas especificidades. Sobre todo porque los champagnes, que se habían salvado la primera vez, están esta vez en primera línea. »
Las empresas americanas del sector (importadores, distribuidores, revendedores) “están en vías de entrar en la red”, asegura Jean-Marie Fabre, porque también ellas se verían afectadas por un aumento de los precios. “Los estadounidenses consumen el 80% de los vinos importados, por lo que son ellos quienes, en bienpagaría la cuenta, pero Donald Trump también hizo campaña sobre el poder adquisitivo”, recuerda el presidente de los bodegueros independientes.
El problema “es que Donald Trump es impredecible y todo lo que se está haciendo para defender los vinos franceses y europeos puede desmoronarse de la noche a la mañana”, analiza Hortense Bernard. Por eso algunos profesionales prefieren anticiparse. “Los importadores americanos se preparan ahora mismo para exceder las existencias de determinados vinos franceses, porque todo lo que se hubiera importado antes de la aplicación del nuevo impuesto escaparía”, explica Jean-Marie Fabre. Pero todavía tenemos que poder asumir este exceso de existencias. »
Presionar a la Unión Europea para que resuelva esta disputa
El jefe de los viticultores independientes cree, sin embargo, que la respuesta más contundente debe venir de Europa. Y lamenta que no se haya hecho nada desde 2021. “Nuestro lobby no ha cesado desde que Joe Biden llegó al poder, para presionar al gobierno francés a exigir que la Unión Europea resuelva definitivamente este conflicto comercial. Y lamento que no haya resultado”, se queja Jean-Marie Fabre.
“Pedimos hoy que se abra rápidamente el diálogo, pero me temo que no será diferente a la primera vez, por lo que debemos prepararnos bien para lo peor, para no encontrarnos en enero o febrero ante el hecho consumado. Creo que será necesario implementar herramientas que nos permitan ganar cuota en otros mercados, en particular el apoyo financiero a las empresas francesas, que se verían penalizadas en los Estados Unidos. » De los 4.500 viticultores franceses que exportan a los Estados Unidos, “hay 3.500 viticultores independientes, es decir, PYME, que ocupan un lugar muy importante en este mercado, ya que allí vendemos principalmente productos premium », recuerda Jean-. María Fabre.
Los vinos de Burdeos están especialmente a la vanguardia, ya que Estados Unidos representa su segundo mercado de exportación, tanto en volumen como en valor. En veinte años, las exportaciones bordelesas han aumentado casi un 30%, lo que en 2023 representó un volumen de 205.000 hectolitros (27 millones de botellas), por un valor de 369 millones de euros.