Sobreviviente de un naufragio en el Canal de la Mancha, Osama busca incansablemente a su padre desaparecido en el mar. Entre la esperanza y la pesadilla, el joven sirio se enfrenta a esta terrible experiencia…
Eran decenas de ellos, amontonados en una frágil canoa, intentando lo imposible: cruzar el Canal, arriesgando sus vidas, para llegar a Inglaterra. Pero para Osama Ahmed, un sirio de 20 años, y su padre Ahmed, este sueño de una vida mejor se convirtió en una pesadilla. Durante un trágico naufragio ocurrido hace dos semanas, a sólo dos kilómetros de la costa francesa, el barco se partió arrojando a todos sus ocupantes al mar embravecido. Osama fue rescatado por la guardia costera francesa, pero Ahmed desapareció, arrastrado por las oscuras olas.
Hoy, el joven superviviente vive con la loca esperanza de encontrar a su padre, este hombre al que describe como “el más amable del mundo”. “Vivo con una gran esperanza de encontrarlo. Inch’Allah, lo encontraré”, confiesa, con los ojos nublados por las lágrimas. Incansablemente, Osama recorre comisarías, hospitales, la Cruz Roja, mostrando la foto de su padre, un cincuentón de bigote gris y sonrisa amable. Describe su ropa, el anillo grabado con su nombre e incluso proporciona su ADN, con la esperanza de poder coincidir con uno de los cuerpos arrastrados por las olas en las playas del norte.
Un viaje lleno de trampas
Como tantos otros, Osama y su familia huyeron de la guerra en Siria hace 13 años y encontraron refugio en Türkiye. Dos de sus hermanos ya habían logrado cruzar a Inglaterra. Para unirse a ellos, padre e hijo intentaron, tres veces, la peligrosa travesía del Canal, partiendo de Calais. Pero el tercer intento fue fatal para ellos.
Según el escalofriante testimonio de Osama, los contrabandistas habían prometido chalecos salvavidas, antes de retractarse en el último momento. Cuando la canoa empezó a llenarse de agua, los exiliados quisieron dar media vuelta, pero fueron empujados de nuevo mar adentro por los mismos contrabandistas que permanecían en la playa. Una vez en alta mar, el barco improvisado no duró mucho antes de romperse, arrojando a unos sesenta pasajeros al agua helada.
La pesadilla de una noche interminable
Durante la interminable espera de ayuda, en la oscuridad y el pánico, Osama se aferró a su padre. Pero cuando la canoa finalmente cedió, la corriente los separó. Dos ferries pasaron cerca de los náufragos antes de que finalmente llegaran los rescatistas.dice el joven. Demasiado tarde para algunos: una mujer y dos hombres fueron encontrados muertos esa noche. Y Ahmed, el padre de Osama, no ha sido encontrado desde entonces.
Una tragedia entre muchas otras
Lamentablemente, este naufragio no es un caso aislado. Desde principios de 2024, al menos 60 personas han perdido la vida intentando cruzar el Canal de la Mancha, y periódicamente aparecen cadáveres en las playas de la Costa de Ópalo. Sólo desde el 1 de noviembre, a pesar de las condiciones climáticas cada vez más difíciles, cerca de 1.200 exiliados han intentado todavía cruzar a bordo de frágiles embarcaciones.
“A veces tenemos la impresión de que nos llevan de servicio en servicio. Siempre nos corresponde a nosotros, seres queridos y asociaciones, obtener la información”.
Jeanne Bonnet, cofundadora de la asociación La Margelle
Ante esta tragedia, las asociaciones locales están intentando lo mejor que pueden ayudar a las familias de los desaparecidos, a menudo abandonados a su suerte en un país que no conocen. Jeanne Bonnet, de la asociación de La Margelle que acogió a Osama, lamenta la falta de apoyo: “A veces tenemos la impresión de que nos llevan de servicio en servicio. Siempre depende de nosotros, de nuestros seres queridos y de las asociaciones, obtener la información”.
A pesar de todo, la esperanza permanece
Para Osama, a pesar del trauma y el dolor, la esperanza sigue siendo más fuerte. Este joven de rostro juvenil y mirada profunda se niega a considerar lo peor. Su único proyecto, su única razón de vivir, es encontrar a su padre, ese hombre que fue “su ejemplo en esta vida”. Mientras tanto, todos sus sueños para el futuro permanecen en suspenso, atrapados como él en esta pesadilla interminable.
La conmovedora historia de Osama y su padre desaparecido es emblemática del drama vivido por tantas familias destrozadas en los caminos del exilio. Nos recuerda la urgencia de actuar para evitar estas tragedias repetidas y ofrecer un futuro más indulgente a quienes huyen de la guerra y la pobreza, arriesgando sus vidas. Porque detrás de cada desaparecido hay un rostro, una historia, seres queridos que aún tienen esperanza.