Por invitación de los responsables del Atlas de la Biodiversidad de Naves, los miembros del club de astronomía de Lemosín desvelaron los misterios del cielo y de las estrellas.
Los responsables del Atlas de la Biodiversidad han hecho las cosas bien. En una noche sin luna y con un cielo despejado, los entusiastas del club de astronomía de Lemosín mostraron al centenar de personas presentes lo que sucede por la noche sobre nuestras cabezas.
Como preámbulo, los entusiastas propusieron observar el sol. Todos se sorprendieron al descubrir una bola envuelta en llamas (las protuberancias) que, poco a poco, desapareció en el horizonte, para dar paso a las estrellas.
Constelación, nebulosas, galaxias.
La transición día-noche fue aprovechada por los astrónomos docentes para presentar el entorno celeste y dar algunas explicaciones técnicas sobre el funcionamiento de los telescopios y la organización del universo.
Un breve curso sobre cómo tener cuidado al observar el sol, algunas explicaciones sobre el conjunto de espejos de los telescopios y la disposición de los planetas y sus satélites arrojaron luz sobre las observaciones posteriores.
La discusión se centró primero en las estrellas, cuya disposición puede formar una constelación. Agrupadas en grandes cantidades, las estrellas forman nebulosas (nubes de gas fácilmente visibles) o galaxias, incluida la Vía Láctea.
Luego se presentaron los planetas, telúricos o gaseosos: los fácilmente visibles, incluso sin materia, como Venus; o Saturno, cuyo telescopio permitió distinguir el anillo.
Terminados los preparativos, llegó el momento del espectáculo. Al pasar de un telescopio a otro, todos conocieron este entorno celeste y disfrutaron de una mejor comprensión de este universo iluminado.
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