El fin de semana pasado, Rennes registró su décimo tiroteo desde principios de año. Julien Le Cam, delegado zonal Oeste del sindicato de policías Alliance, se unió a sus colegas de Rennes: “Se sienten impotentes y observan, fatalistamente, el aumento de esta ultraviolencia”. Desde Nantes, donde se contabilizaron 36 tiroteos, en 2023, un policía coincidió: “Tenemos que ser realistas, los traficantes nos han impuesto sus leyes”. Christophe Miette, secretario nacional de la Unión de Ejecutivos de Seguridad Interior, se suma a ellos: “El Estado no juega en igualdad de condiciones. La policía y el sistema judicial no tienen los medios financieros para librar esta guerra y combatir este flagelo”.
¿El CRS? “vendas”
Los dos policías están de acuerdo: el despliegue del CRS 82 en Maurepas “tendrá ciertamente efectos, pero a corto plazo”. Christophe Miette añade: “Ayuda a calmar pero no debemos mentirnos: son vendas”. Misma observación sobre la llegada de Bruno Retailleau, el viernes: “Tendremos la atención del ministerio durante tres días, luego será otra ciudad según las noticias…”. Ambos esperan que más allá de las exhibiciones políticas, las palabras sean seguidas por acciones.
Primera decisión esperada: “Que Rennes se clasifique, como Nantes, en un sector difícil, lo que en nuestra jerga llamamos sector ASA (por “ventaja específica de antigüedad”, nota del editor). Esta clasificación, creada en 1995, ofrece bonificaciones de antigüedad a los agentes de policía que trabajan en barrios sensibles. Ayudaría a fidelizar los puestos”, especifica Julien Le Cam. Según sus cálculos, la ciudad de Rennes tendría un déficit de alrededor de un centenar de agentes de policía. “No es con la llegada, en diciembre, de cinco jóvenes policías recién salidos de la escuela, aunque estén motivados, que vamos a llegar ahí. Los siguientes refuerzos no llegarán antes de septiembre de 2025. Esto es completamente insuficiente. »
“Necesitamos enormes recursos para la investigación”
Otra palanca: fortalecer la investigación. “Para neutralizar a los cabecillas de la red se necesitan enormes recursos; de lo contrario, los matones seguirán disparándose entre sí en la calle. Todas las oficinas centrales, los BRB, todos los servicios especializados en el tráfico de armas ya no tienen los medios que tenían hace una década. La prioridad del gobierno son las vías públicas”, lamenta Julien Le Cam. Critica la reforma del PJ, vigente desde el 1 de enero, y “que sirvió para diluir el personal de investigación con el de la comisaría. Desde el momento en que se debilita a la policía judicial, se deja el campo abierto a los traficantes”.
A este respecto, Christophe Miette no está totalmente de acuerdo: “Tuvimos que reformar la policía para poder avanzar. Vivir en los laureles nunca ha sido bueno. Ahora bien, si no se ponen los recursos materiales y humanos en ello, cualquier reforma está condenada al fracaso. Hoy, la policía judicial es el pariente pobre de la policía. En resumen, cuando tenemos delincuentes que tienen presupuestos ilimitados y dependen de la inteligencia artificial, todavía utilizamos software antiguo. Nos prometen otros nuevos para 2030. Ésta es la realidad sobre el terreno”.
“La ley ya no sirve”
Otro problema para Christophe Miette: “la ley tampoco está adaptada a este tráfico de drogas. El Senado apunta a la urgente creación de una fiscalía nacional por tráfico de drogas o crimen organizado (leer en otro lugar). Ha pasado mucho tiempo desde que el derecho común era suficiente. Para el traficante experimentado, la prisión es, por ejemplo, parte del plan de estudios. Actualmente, los narcotraficantes pueden ordenar asesinatos y gestionar su tráfico desde prisión. Los centros de detención son verdaderos cribas en Francia”.
En cualquier caso, este desafío de seguridad llega en el peor momento para la institución policial: “La administración no vio venir – o no quiso ver – el inicio del “abuelo boom”. Tenemos jubilaciones masivas y gente que ya no se queda, ya que hay un descrédito de la profesión policial. La profesión tiene dificultades para contratar. Hay escasez de personal en todas partes”, explica Christophe Miette. Julien Le Cam está de acuerdo en todos los aspectos con esta observación y cita Brest como ejemplo: “En los próximos cinco años, nos acercaremos al 37-38% del personal policial que se jubilará”.
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