Los TFA aún no son uno de los contaminantes eternos reconocidos por el Estado francés. Mientras tanto, en Gard, los vecinos de Saint-Théodorit, cuyo agua del grifo está contaminada por esta sustancia nociva para la salud, se organizan e invierten en sistemas de filtración domésticos.
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Para llenar su cafetera con agua corriente y tomar su café con tranquilidad, Arnaud, vecino de Saint-Théodorit, un pueblo situado entre Alès y Nîmes, en el Gard, tuvo que alquilar un sistema de filtración colocado debajo de su fregadero.
Como otros 35.000 habitantes, Arnaud vive en un pueblo que obtiene agua del Gardon, aguas abajo de la fábrica química Solvay, en Salindres. Los análisis de la fuente han revelado que el agua corriente está cargada de una molécula considerada un contaminante eterno: el TFA.
“Este sistema de filtración me cuesta 30 euros al mes. Primero intentamos comunicar los resultados a las autoridades competentes. Nos dijeron que eran sensibles a nuestra causa, pero que, tal como están las cosas, no debían buscar este sistema en particular. contaminante“explica este Gardois, miembro del colectivo”Mantengamos el agua sana“.
Todo empezó con las revelaciones de Générations Futures sobre la contaminación de las aguas superficiales por PFAS, en particular TFA (ácido trifluoroacético), en el sector de Salindres, donde está ubicada la fábrica de Solvay.
Los ciudadanos comenzaron a movilizarse y crearon colectivos para exigir medidas concretas. En vano.
Así, en Saint-Théodorit, varios vecinos decidieron actuar por su cuenta:
“Primero lanzamos una recaudación de fondos para poder realizar nuestros propios análisis, porque cada análisis cuesta 600 euros. El resultado mostró que en nuestra casa, como en los 11 municipios del sindicato del agua, había 18 µg de TFA por litro de agua. (SIAEP de Domessargues)” explica Géraldine, vecina de Arnaud.
“Nos pusimos en contacto con el alcalde, con el sindicato del agua, enviamos cartas a la prefectura, a la ARS. Todos se refugiaron en la ausencia de legislación”. afirma este Gardoise.
Éste es uno de los problemas del TFA: todavía no forma parte de los contaminantes eternos enumerados por el Estado francés. Por tanto, no existe una cantidad máxima autorizada en el agua, ni siquiera destinada al consumo.
Pero a título indicativo, la Unión Europea recomienda adoptar un valor límite de 0,5 microgramos por litro de agua. Sin embargo, en Saint-Théodorit, la tasa es 38 veces superior a este valor.
Un peligro real, según Générations Futures.
“Cada vez se sospecha más que los TFA tienen efectos muy graves para la salud. Existe un estudio en conejos que estuvieron expuestos a esta sustancia. Presentaba malformaciones en los ojos y el esqueleto. También hay un estudio que demostró que esta sustancia era tóxica en dosis elevadas para el hígado.” subraya M.athieu Ben Braham, director de misión científica de Générations Futures.
Además, dSe han identificado numerosos casos de cáncer cerebral (Glioblastoma) desde 2020 en el sector de la fábrica de Solvay en Salindres.
Ante los riesgos para la salud y la falta de reacción de las autoridades, el pasado mes de junio, algunos vecinos de Saint-Théodorit se pusieron en contacto con varias empresas de filtración de agua:
“Sólo uno nos respondió. Puso a nuestra disposición su equipo a finales de septiembre y vimos un resultado convincente con la filtración: ¡pasamos de 18 microgramos por litro a 0,56! Los análisis los hicimos realizar un laboratorio de Poitiers que instaló un método interno, el mismo laboratorio que el de Générations Futures. Este sistema de filtración doméstico cuesta entre 30 y 50 euros al mes.”
No es normal que nos toque a nosotros invertir en estos equipos para que el agua no se contamine con TFA. Además, ¡también existen soluciones colectivas!
Géraldine, colectivo “Mantener el agua sana”
El colectivo de agua saludable Gardon realizó análisis comparativos: uno sin filtración y otro con filtración en agosto de 2024. Los resultados, publicados hace un mes, son convincentes. Fueron publicados en su página de Facebook:
Por su parte, el alcalde de Domessargues, presidente del sindicato del agua del que depende Saint-Théodorit, espera que el Estado legisle para saber el procedimiento a seguir:
“Esto supondría sin duda en el futuro nuevas inversiones en nuevos equipos con nuevos tipos de filtración, como los que pueden existir hoy en día, pero todo ello evidentemente en el marco de la normativa vigente en cada momento.” admite Bernard Clément.
La comunidad podría entonces recurrir a Solvay para pagar la factura, según el principio de que quien contamina paga.