“Es un eslabón esencial de la cadena”: un nuevo colectivo en apoyo del matadero de South-Aveyron

“Es un eslabón esencial de la cadena”: un nuevo colectivo en apoyo del matadero de South-Aveyron
“Es un eslabón esencial de la cadena”: un nuevo colectivo en apoyo del matadero de South-Aveyron
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Reúne a una decena de criadores penalizados por el cierre de la herramienta el pasado mes de marzo.

Desde el 14 de marzo, el matadero cesó su actividad tras la retirada de su autorización sanitaria por parte del prefecto. Ante esta situación, se acaba de crear un colectivo denominado Usuarios Locales del Matadero del Sur de Aveyron (Ulasa). Reúne a una decena de criadores.

“Queremos que sea dinámico para intentar imaginar alternativas al cierre regular del matadero”, declara Pauline André, que cría corderos bajo madre en Saint-Izaire. Entre los usuarios se encuentran criadores que realizan ventas directas y despiece. talleres Se ven fuertemente afectados por el cierre del matadero. Me solidarizo con ellos. Es un eslabón esencial de la cadena en nuestra zona agrícola que se orienta a la ganadería. Se estima que los usuarios locales representan una quinta parte. el volumen del matadero.”

Para Jacques Alvernhe, consultor en métodos alternativos de sacrificio y asesor técnico del colectivo Ulasa, “algunos no utilizan el matadero porque no apoyan las prácticas rituales de sacrificio del matadero”. Desde hace diez años, los sucesivos cierres de esta herramienta han puesto en dificultades a los criadores locales.

Bastien Brisson, criador de 250 cabras en Lévézou, sacrifica cincuenta cabritos al año. En solidaridad con los empleados Invita a los pequeños proveedores a sumarse al colectivo: “Este año casi hemos duplicado la demanda y el cierre nos ha arruinado. Hice el corte en Camarès. Perdimos base de clientes”.

Xavier Bro, de Saint-Izaire, sacrifica entre ciento cincuenta y ciento ochenta corderos al año: “traer los corderos a Rodez también plantea una cuestión de rentabilidad en términos de tiempo y dinero”. Bastien Brisson trae sus cabras a Pézenas, en Hérault: “No gané nada y di satisfacción a mis clientes de toda la vida. Para mí es un trabajo que me apasiona”. Xavier Bro añade: “Mantener a los animales durante tres semanas a un mes mientras están listos es la misma comida. Cuando conocemos el precio actual de los cereales, si no ganamos dinero, evitamos perder algo”.

Entre las soluciones alternativas, los criadores harán que los sacrifiquen en Antrenas, en Lozère, o en Puylaurens, en Tarn. “Al crear este colectivo hacemos un balance de la situación y mostramos las dificultades”, subraya Bastien Brisson. “También es para que la gente no se sienta sola”.

Para Jacques Alvernhe, “las comunidades, que también son propietarias de los útiles de matanza, deben preguntarse. ¿En manos de quién y a qué misiones confían la explotación de este instrumento en el marco de su política alimentaria local?”. El colectivo declara su solidaridad con los empleados del matadero.

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