Vaires-sur-Marne: cuando la violencia estalla en una pareja en proceso de separación

Vaires-sur-Marne: cuando la violencia estalla en una pareja en proceso de separación
Vaires-sur-Marne: cuando la violencia estalla en una pareja en proceso de separación
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Convivir cuando estás en proceso de separación es la zona de peligro para cualquier pareja. Un espacio donde el resentimiento compite con la tristeza. Y cuando intervienen la frustración y la falta de comunicación, el drama está al alcance de la mano. Esto es exactamente lo que ocurrió el 6 de noviembre de 2023 a puertas cerradas de una casa en Vaires-sur-Marne. Con el epílogo, la comparecencia ante el tribunal penal de Meaux de un hombre de treinta años, juzgado el jueves por primera vez en su vida por violencia doméstica.

“Esa noche estaba muy borracho. Es una combinación de cosas, me sentí aislado. Ese no soy yo”, explicó el imputado al magistrado que lo enfrentó en la audiencia de juez único. La pareja había decidido poner fin a doce años de relación.

Era la una de la madrugada de aquella noche cuando estalló el altercado. La víctima acababa de regresar a su casa y se había dirigido a su habitación cuando su excompañero la atacó. Lo criticó por no haber sido informado de su agenda. La joven afirmó en la audiencia lo que había explicado a la policía, es decir, que había sufrido un inicio de estrangulamiento y recibido palmadas en la nuca. No es exactamente la versión del acusado: “Está exagerando. No la estrangulé, la sujeté por el cuello del abrigo”.

Interrogado extensamente por el magistrado, el treintañero, que sufre una depresión agravada por el consumo de alcohol, comprendió que la convivencia en este contexto de separación ya no era posible. “Debería haberme ido, haber regresado con mis padres, mientras vendía la casa”. Esa noche, la víctima fue a ver a unos amigos para “escapar” porque “en casa hacía demasiado peso”, según sus palabras.

La fiscal Marlène Leroy solicitó un año de prisión con suspensión de la libertad condicional que incluye la prohibición de acercarse a la víctima y la obligación de seguir un curso de responsabilidad para la prevención y lucha contra la violencia en la pareja. La fiscal no lo ocultó: no apreció ni la ambigüedad de los comentarios del acusado ni su “posicionamiento de víctima”.

E insistir: “Su expareja no le debe ninguna cuenta, aunque se vean obligados a compartir el mismo techo, por motivos económicos. Esa noche, el escenario de violencia fue intenso. Esta mujer temía por su vida”.

No es exactamente la visión de Jean-Christophe Ramadier, el abogado defensor, que volvió al contexto: “No ignoro esta frustración acumulada. Mi cliente se sintió como el último de los últimos. Es una separación que nunca termina, donde guardamos la secreta esperanza de que, tal vez, no todo haya terminado. No era habitable. Mi cliente no se posiciona como víctima, sólo explica cómo llegamos a la violencia, lo cual es completamente inaceptable. Y no es fácil exponer tu vida en público. Me Ramadier recordó: “Los magistrados y abogados están acostumbrados a estas audiencias VIF (escuchar sobre violencia doméstica). Pero ningún archivo es igual a otro. No olvides la dimensión humana”.

El juez dictó una pena de prisión de diez meses con libertad condicional suspendida, acompañada de la obligación de seguir un curso de formación.

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