Suiza e Israel, dos pequeños estados rodeados de mala gente

Publicado el 5 de mayo de 2024 a las 09:04. / Modificado el 5 de mayo de 2024 a las 09:05.

Para comprender las relaciones emocionales de Suiza con Israel hay que recurrir a un psicoanalista y no a un Ministro de Asuntos Exteriores. El terapeuta no explicará las decisiones intrincadas y en parte contradictorias de la Comisión de Asuntos Exteriores del Consejo Nacional con respecto a la financiación de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos. Pero al menos explicará su origen. Dos pequeños estados amantes de la paz pero rodeados de pueblos hostiles que amenazan su existencia. Esta identificación ideológica y mental de una parte de los suizos con Israel se remonta a más de sesenta años. E incluso si esta euforia proisraelí ha disminuido significativamente a lo largo de los años, particularmente después de la guerra en el Líbano en 1982 y las dos Intifadas de 1987 y de 2000 a 2006, sigue existiendo una fuerte corriente de simpatía por el Estado hebreo. Primero en los círculos más conservadores, cercanos a la UDC, o entre los fundamentalistas religiosos. Donde el mito de un pequeño Estado armado e ingenioso que resiste a las fuerzas del mal es parte del bagaje ideológico. Luego, dentro del ejército, donde, desde el intercambio de pilotos e información en la década de 1970 para explotar los cazas Mirage franceses, ha habido una verdadera admiración por las capacidades militares de las FDI y un fuerte apetito por la colaboración militar-industrial. En este contexto surge el famoso asunto de la transmisión de los planos del motor Mirage a Israel por parte de un espía suizo..

Amores decepcionados

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