Un desafío físico teatral para Élisabeth Smith

Un desafío físico teatral para Élisabeth Smith
Un desafío físico teatral para Élisabeth Smith
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Originaria de Mont-Saint-Grégoire, la actriz Élisabeth Smith quema los escenarios del Théâtre Prospero de Montreal con la obra Esta colina nunca está realmente silenciosa hasta el 19 de octubre. En esta relectura libre del Mito de Sísifo de Albert Camus, estrenada por primera vez Presentada con éxito en el teatro La Chapelle en mayo, la actriz debe afrontar la compleja tarea de actuar sobre cinco toneladas de piedras.

Escrita y dirigida por Gabriel Charlebois-Plante, Esta colina nunca está realmente en silencio está inspirado en el personaje de Sísifo quien, como castigo por un grave error cometido, debe hacer rodar una piedra hasta la cima de una colina. Sin embargo, la piedra vuelve a bajar cada vez que el protagonista está a punto de lograr su objetivo.

En escena, esta metáfora sobre el perpetuo reinicio de la vida cotidiana toma la forma de un largo monólogo de 60 minutos, cada parte del cual es encarnada simultáneamente por cuatro actores. Estos sólo tienen un simple haz de luz para iluminarse.

Creación colectiva

“Esta no es la primera vez que colaboro con Gabriel Charlebois-Plante. Tiene un enfoque colectivo, trabaja con las propuestas de los actores. La división del texto se realizó de forma aleatoria. Durante la primera lectura de la tabla, proporcionamos nuestros comentarios al final de cada párrafo. Exploramos muchas ideas diferentes durante los ensayos”, dice Élisabeth Smith, feliz de que el Théâtre Prospero haya decidido incluir la obra en su programación.

A la hija de Lisanne Chabot (actriz del Théâtre de Grand-Pré durante diez años) le resultó apasionante e intenso volver a sumergirse en una obra que no había representado ante el público desde hacía varios meses.

“Releí y reaprendí mi texto. Consulté las antiguas notas de secuencia que tomaba durante los ensayos de las representaciones en el teatro La Chapelle. También revisé los comentarios que había recibido sobre mi actuación para poder aplicarlos nuevamente en las próximas representaciones”, explica la mujer que, a pesar de todo este trabajo previo, se dio cuenta de que este proyecto volvía a la vida revisando la decoración.

Cinco toneladas de rocas

Para hacer eco de la novela de Albert Camus, la escena está revestida con cinco toneladas de piedras. Cada tarde, la disposición de estas rocas es diferente. Los actores tienen que lidiar con los obstáculos que esto conlleva.

“Cada noche es diferente, porque no caminamos por los mismos lugares. Esto crea un desequilibrio. ¡No podemos negar que estamos dentro de cinco toneladas de roca! Hay que tener cuidado de no salir lastimado”, indica la actriz que, durante su monólogo, destaca el miedo ligado al aspecto grotesco de la experiencia humana.

Mente abierta

Élisabeth Smith es consciente de que esta propuesta teatral resulta singular y fragmentada. Invita al público a no intentar analizar cada movimiento y cada palabra para encontrar una definición precisa.

“La pieza muestra lo que podemos pensar y sentir en nuestra cabeza frente al cansancio de repetir las mismas cosas una y otra vez. Podemos identificarnos con ello, porque demuestra que no estamos solos al experimentar esto. Por eso me gustaría que la gente aprovechara este momento y se divirtiera”, dice Élisabeth Smith con una pequeña sonrisa en la voz.

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