Si bien ha comenzado un lento descenso río arriba del Grand Morin después de los niveles históricos del jueves, el agua continúa subiendo río abajo, lo que genera temores de nuevas inundaciones.
Sena y Marne aún no está fuera de peligro. Luego de las importantes precipitaciones de la depresión de Kirk que provocaron la crecida récord del Grand Morin e importantes inundaciones el jueves 10 de octubre en varios municipios del departamento, este viernes se mantiene la vigilancia roja para la zona baja del río.
Río arriba se produce un descenso muy lento. A la una de la madrugada, el nivel del agua descendió por debajo del nivel de la inundación de 2016 (3,40 m, episodio récord hasta este jueves) en la localidad de Pommeuse. Este nivel era de 3,06 m poco antes de las 8 de la mañana.
“El máximo se registró el jueves por la mañana en el sector de Meilleray y el jueves por la tarde en Pommeuse. Ya ha comenzado el descenso en estos dos sectores, aunque los niveles siguen siendo especialmente elevados”, indica el servicio de información de Vigicrues.
Aumento de las aguas aguas abajo del Grand Morin
Sin embargo, se esperan desbordes muy importantes por la mañana en el sector de Condé-Sainte-Libiaire, en la confluencia con el Marne, también en alerta de inundaciones y cuyo nivel sigue aumentando. Se espera el pico de la inundación a partir de las 11 horas.
La ola de inundación también provoca el aumento de las aguas en el sector de Couilly-Pont-aux-Dames, donde se superó el nivel de inundación de 2016 alrededor de la medianoche.
“Habría que esperar un máximo por la mañana”, pronostica Vigicrues.
Esta evolución depende obviamente del tiempo: no se esperan lluvias este viernes en Sena y Marne, pero se esperan más precipitaciones en el departamento a partir del sábado. Sin embargo, deberían limitarse a unos pocos chubascos, sin presentar riesgo de nuevas inundaciones. Para los próximos días se espera tiempo seco, lo que podría permitir un descenso duradero del Grand Morin.
A estas alturas, Vigicrues cree que “las inundaciones son posibles, incluso en zonas que rara vez se inundan” de tal forma que podrían alterar las condiciones del tráfico e incluso provocar daños en carreteras e instalaciones eléctricas.