El Ministerio de Justicia ha indicado que está considerando desmantelar Google para combatir sus prácticas monopolísticas en las búsquedas online. Una herramienta que se ha vuelto escasa en las últimas décadas y cuya implementación plantea muchas incógnitas.
En agosto de 2024, tras una denuncia presentada en 2020 por el Ministerio de Justicia (Departamento de JusticiaDOJ) y varios estados americanos, el juez Amit P. Mehta concluyó que Google LLC, una filial de Alphabet, tenía el monopolio de las búsquedas en línea y que la empresa estaba abusando de él.
El 8 de octubre, este mismo juez entregó en un documento de 32 páginas (.pdf) mayores detalles sobre las medidas que planea corregir la situación. Entre estos últimos, indica que está pensando en “medidas estructurales y de comportamiento que impedirían a Google utilizar productos como Chrome, Play y Android para beneficiar la búsqueda de Google o productos y funciones relacionados con la búsqueda de Google”.
En otras palabras, menciona una posible separación del navegador, la tienda de aplicaciones o el sistema operativo de los teléfonos inteligentes de Google para evitar que siga favoreciendo sistemáticamente su motor de búsqueda.
La empresa se apresuró a responder que las propuestas «radicales» del Ministerio de Justicia “riesgo de daño a consumidores, empresas y desarrolladores”.
Acusaciones recurrentes de prácticas monopolísticas, mucho más raras desmantelamiento
Pero ¿cómo deberíamos considerar la hipótesis de tal desmantelamiento? El último gran asunto que condujo al desmantelamiento en los Estados Unidos se remonta a 1984 (sin Orwell en este asunto), y a la separación del gigante de las telecomunicaciones AT&T de varias de sus filiales -una operación que “solo hacía feliz a la gente”encabezó Les Échos en 1999.
Fue ese año cuando un nuevo caso antimonopolio saltó a los titulares: Microsoft fue acusada de abuso de posición dominante por haber obligado a los fabricantes de PC a instalar Internet Explorer en todas las máquinas que utilizaban Windows. Condenada primero al desmantelamiento, la empresa ganó su recurso y acabó llegando a un acuerdo con el Ministerio de Justicia en el que se comprometía a modificar algunas de sus prácticas.
Desde entonces, han continuado las acusaciones de prácticas monopolísticas contra varios gigantes tecnológicos: Apple está siendo demandada, la FTC está investigando las actividades de Amazon, Alphabet y Microsoft en términos de IA, etc.
Las multas también están disminuyendo: la propia Google ha sido condenada en múltiples ocasiones, especialmente en Europa, por abuso de posición dominante: en 2017, la Comisión Europea le impuso una multa de 2.420 millones de euros por privilegios concedidos indebidamente a Google Shopping en su motor de búsqueda. En 2018, le siguió una multa de 4.300 millones de euros, esta vez por abuso de posición dominante en Android: la empresa fue declarada culpable de haber impuesto su motor de búsqueda y su navegador como condiciones para la concesión de la licencia de su Play Store.
Incluso en Estados Unidos, Google debe defenderse de otras dos acusaciones: a finales de 2023, los tribunales encontraron prácticas monopólicas en Play Store en el pleito entre la empresa y Epic; y aún no se ha pronunciado sobre las acusaciones de monopolio en el mercado de la tecnología publicitaria (adtech), una cuestión similar a la que se está tratando actualmente en Europa, pero sobre la cual los organismos de control antimonopolio no deberían pedir un desmantelamiento, al contrario de lo que podría hacer la Comisión. he predicho.
Sin embargo, no existe ningún ejemplo reciente de desmantelamiento a una escala similar al de Google. La forma que adoptaría realmente una división de la empresa sería compleja, señala con razón Axios: incluso si Alphabet intenta desarrollar otras actividades, sus ingresos siguen derivando en gran medida de la actividad de investigación.
En cuanto a Chrome y Android, ambos se basan en gran medida en código fuente abierto y se ofrecen de forma gratuita a los clientes, lo que plantea muchas preguntas sobre cómo convertirlos en negocios independientes.
Una decisión prevista para agosto de 2025
Sobre todo, el documento (.pdf) compartido el 8 de octubre por el juez Mehta es por el momento sólo una versión preliminar de las medidas que podría solicitar al Departamento de Justicia, versión que debe estar finalizada a finales de noviembre.
En detalle, las medidas previstas por el juez Mehta pretenden responder a cuatro cuestiones específicas: la distribución de las búsquedas y el reparto de los ingresos de Google, la generación y visualización de resultados de búsqueda, la escala y monetización de la publicidad, y la acumulación y uso de datos.
Para responder a esto, el juez plantea la posibilidad de crear “requisitos y prohibiciones contractuales, requisitos de no discriminación de productos, requisitos de datos e interoperabilidad, así como requisitos estructurales”. Google podría, por ejemplo, verse excluido de contratos como el que firmó con Apple para ser el buscador configurado por defecto en Safari.
Es posible que la empresa también tenga que compartir datos relacionados con su índice y patrones de búsqueda y otros datos relacionados con la clasificación de sus anuncios. El juez también plantea la posibilidad de impedirle utilizar o reciclar datos que no pueden compartir con sus competidores por motivos de protección de la privacidad.
Para Google, las obligaciones de compartir datos crearían riesgos excesivos de seguridad y privacidad. Indica que las correcciones a su sistema publicitario afectarían a todo el mercado publicitario, y “Haría que los anuncios en línea fueran menos atractivos para los editores y especialistas en marketing, y menos útiles para los consumidores”. Sobre todo, la empresa describe muchas de las medidas discutidas como fuente de fricciones futuras para los consumidores y daños a las empresas y la innovación en Estados Unidos.
El debate aún no está resuelto: se espera que la decisión sobre las medidas efectivamente adoptadas se tome en agosto de 2025, y el presidente de asuntos globales de Google ya ha advertido que la empresa apelará, lo que significaría varios años más de procedimiento.