Calentamiento global, cambio climático, alteración climática o variación climática natural. Independientemente de los términos, se necesita mucha mala fe para darse cuenta de que nuestro clima no ha cambiado en los últimos años. Se sucedieron varios veranos calurosos, y no son los veranos mediocres de 2021 (catastrófico, ese) y 2023 los que cambiarán la situación.
Ya hay que definir qué es un verano mediocre. Estamos tan acostumbrados a las olas de calor y a los veranos muy secos que fácilmente nos enojamos por una mala semana. No olvidemos que vivimos en Bélgica. Lo mismo en primavera. La mayoría de los belgas parecen haber detenido el cursor en la famosa primavera de 2020, la del sol y el encierro.
Pero el clima no está destinado a cambiar sólo en verano. Tampoco se supone que se ablande simplemente en invierno. En los próximos años tendremos un clima más templado durante todo el año (de hecho, ya es el caso), pero también más lluvias durante el período invernal. Si los veranos serán más secos, “Bélgica no se convertirá en un desierto”, nos sonreía hace poco un experto.
Por tanto, tendremos que adaptarnos a ello: las estaciones serán más marcadas y tendremos que acostumbrarnos a cambios rápidos de una estación a otra.
