Venganza y olvido en el Théâtre de Quat’Sous

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con su pieza Venganza y olvidoOlivier Kemeid nos ofrece una versión modernizada deAldea y nos invita a una reflexión profunda sobre la relación padre/hijo. ¿Vas a salir? Asistió a la función el martes 23 de abril.

Revisar una de las obras más famosas de Shakespeare es el atrevido desafío que ha asumido Olivier Kemeid. Esta audaz apuesta es sobre todo una oportunidad para que el autor y el director evoquen un tema tan fascinante como complejo: la relación padre-hijo.

Muchos autores lo han tratado, evocado en sus textos, pero ¿quién mejor que Shakespeare para ilustrar con tanta belleza y brutalidad los tormentos de la paternidad?

Entre amor y odio, deseo de muerte, fascinación y admiración, la relación padre/hijo es un pozo sin fondo.

En la era moderna

Desde el principio del espectáculo, Olivier Kemeid marca la pauta. De hecho, estamos en la era moderna. La pieza comienza en una noche de borrachera, con música electrónica de fondo: tres amigos borrachos, bailando y hablando de diversos temas.

Entonces la escena se interrumpe rápidamente: el personaje principal, interpretado por el brillante actor Gabriel Lemire, debe encontrar a su padre moribundo.

Luego se produce un acalorado intercambio con su madre, quien lo critica por no haber estado presente en los últimos meses. Y finalmente, el fatídico anuncio: el padre ha muerto.

La desaparición del padre ofrece su cuota de revelaciones: empezando por la madre que admite haber tenido una relación amorosa con el hermano del fallecido.

El hijo está abatido, atónito… “Todo el barrio debía saberlo, 20 años de mentira, yo debería haberlo sabido, estaba ciego”, dice con aire desesperado.

* Foto de Frédérique Ménard-Aubin.

Una puesta en escena magistral

La puesta en escena mezcla hábilmente los códigos del teatro clásico y el teatro moderno.

Una de las escenas más divertidas que tenemos a nuestra disposición es sin duda el momento en el que se encuentra con su madre y su tío, llenos de rencor y rabia, y se pone a bailar medio desnudo, con el casco atornillado en las orejas.

Está firmemente convencido de que su tío mató a su padre. Pero entonces, ¿cómo vengar a tu padre?

“Te gustaría matarnos con las manos, así que lo haces con palabras”, responde su madre.

El hijo nunca deja de hablar con su padre en el más allá. ¿Y si finalmente es después de su desaparición cuando logra mantener con él las discusiones más íntimas y profundas?

Totalmente perdido, acaba en un estado de absoluta locura. Cuestiona toda su existencia, hace sentir culpable a su pareja que le confesó haber tenido una aventura con su padre, rechaza a toda su familia…

Pero, en última instancia, ¿conocía realmente a su padre? ¿No es su mayor ilusión creer que lo conocía de toda la vida?

La escena final es magistral gracias a una puesta en escena impecable: todos los protagonistas se reúnen alrededor de la mesa, quieren hacerle volver a la normalidad.

La obra se presentará en el Théâtre de Quat’Sous hasta el 11 de mayo. La venta de entradas está disponible en línea aquí.

* Foto de Frédérique Ménard-Aubin.

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