Nestlé anunció este miércoles 24 de abril de 2024 que había destruido “por precaución” parte de su producción de agua embotellada Perrier. Esta decisión se produce tras la detección de una “desviación microbiológica puntual” en la calidad del agua en uno de sus pozos en Gard.
De este modo se retiraron del mercado varios cientos de pallets de botellas, el equivalente a “varios lotes”. Nestlé Waters, filial del grupo agroalimentario, asegura que “todas las botellas del mercado se pueden consumir de forma segura”.
No se ha especificado la naturaleza exacta de la contaminación. El pozo en cuestión, situado en Vergèze, en Gard, es la fuente histórica de agua de Perrier. Su funcionamiento queda suspendido hasta nuevo aviso y está sujeto a “vigilancia reforzada”.
Esta noticia llega cuando Nestlé ya está bajo presión desde finales de enero tras la revelación del uso de tratamientos prohibidos en algunas de sus aguas minerales en Francia. El grupo aseguró entonces que había “intensificado el seguimiento” de sus perforaciones y prometió total transparencia.
El 11 de abril, el Senado lanzó una misión de información parlamentaria para “arrojar luz sobre los fallos del Estado” en materia de control de los fabricantes de agua embotellada.
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