Es toda una aventura que se escribe en sí misma antes de la publicación de una obra, y un final feliz lleno de orgullo cuando el autor finalmente revela el fruto de su trabajo y su amor unidos en el corazón mismo de un libro… de su libro. Esta emoción se pudo ver en el rostro de Cathy Royère, con motivo de la dedicatoria de su primera novela ilustrada, “La historia de Buda y Mickey”, el miércoles pasado en la mediateca Luzech.
Un encuentro de lo más conmovedor con una mujer apasionada, que invirtió incansablemente durante un año con el apoyo del centro de animación Esat de Boissor. Cathy Royère, discapacitada, simplemente quería hacer hablar sus dibujos y contarles una hermosa historia. A lo largo de las páginas, sus textos impregnados de humanidad destacan la profunda amistad entre un gato y Buda, que ella se inspiró en el viaje a Asia del ex director del establecimiento. La suavidad de sus pinturas al pastel que ilustran su libro también iluminó las paredes de la mediateca durante la inauguración.
L’Esat de Boissor y sus animadores acompañaron a Cathy Royère en su creación, desde el taller de pintura con Yohann Bizien hasta el taller de escritura con Karine, que inició el proyecto, luego asumido por Mona Soupa. Un sueño hecho realidad que el nuevo autor compartió fácilmente con muchos amigos y parte del equipo.
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