Eran principios de los 90, Desiree soñaba con competir en el certamen de Miss Black America. Allí conocerá a Mike Tyson, una leyenda en ese momento, pero con una reputación ya sulfurosa entre las chicas. En vísperas de la competición de Indianápolis, el campeón le acogerá en su limusina entre insistencias y promesas vacías. No para recorrer a los Grandes Duques, sino en su habitación de hotel, donde se arrojará sobre ella y la violará.
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Peso pesado, peso pluma
Desiree presentó una denuncia. Frágil víctima frente a los mejores pesos pesados de la época, coronados de inagotable notoriedad, rodeado de abogados ricamente pagados por su manager Don King. En estos tiempos anteriores al #MeToo, el caso efectivamente no se ganó. Las palabras de las víctimas no tuvieron el mismo peso en la opinión pública y, por tanto, en las salas de los grandes jurados.
Por tanto, es esta historia, que conducirá a la condena de Mike Tyson, la que nos cuenta Frédéric Roux, el escritor bordelés ahora bien establecido en Pau, que ha hecho del boxeo su universo literario casi exclusivo. No podemos acusar de oportunismo al escritor y ex boxeador aficionado, autor de una biografía de Tyson, pero también de la monumental “Alias Ali”. Ciertamente, Iron Mike ha regresado y, ciertamente, el juicio por violación de Mazan, al igual que la ola #MeToo, ha estado ahí. Pero el propio autor lo dice, empezó su libro en 1992, una vez pronunciada la condena. “En ese momento, los editores me rechazaron, la gente no necesariamente quería oír hablar de esta historia. También me gustaría preguntarles si lo harían hoy”, confiesa Roux con una sonrisa.
Otros tiempos, otras costumbres
“Otros tiempos, otras costumbres”, ya decían nuestros mayores. Roux reelaboró su texto este año y fue publicado por las muy selectas Éditions Allia este viernes 10 de enero. Y si habla de Mike Tyson, Frédéric Roux cuenta primero una historia de violación. Recuerda cuántas presiones tendrá que afrontar la víctima, Desiree Washington, por parte de los medios de comunicación, de los abogados de Tyson, pero también de la opinión pública reticente a ver derrumbarse a su ídolo. Al final de un juicio sonoro, como los americanos saben conducirlo, y como Roux sabe contarlo como un combate de box, fue él quien acabó contra las cuerdas.
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El breve y virtuoso texto también evoca, con cierto don de presciencia, el comienzo de un cambio en la moral pública y judicial frente a la violencia sexista y sexual. Recuerda en particular que, justo antes de la condena de Tyson, dos juicios, también con gran espectáculo, el de William Kennedy Smith acusado de violación y el del juez Clarence Thomas acusado de acoso, terminaron en absoluciones.
Mike Tyson no pasará desapercibido. Como si no hubiera visto venir el final de los ostentosos y escandalosos años 80: “La era de la vulgaridad triunfante, cuando los yuppies con tirantes rojos y camisas de Turnbull & Asher eran considerados caballeros del Santo Sepulcro, Cindy Crawford como la Inmaculada Concepción y Julián. Schnabel, como gran pintor, estaba cerrado”, escribe Frédéric Roux. El giro de un mundo, en definitiva.
Mientras Mike Tyson intenta otro regreso, Desiree ha desaparecido, pero este libro le hace justicia por segunda vez.
“Desiree” de Frédéric Roux, Ed. Allia, 95 páginas, 7 euros.