Si el inicio de año suele ser sinónimo de retrospectiva, también es una forma de recordar a personas que han dejado su huella en la Ciudad. Sin duda, Pascal Licari, propietario de la librería Chat’Pitre, 32, rue Gambetta, es uno de ellos. Pascal fue un librero de antaño y no un simple librero. Apasionado de su profesión, sus conocimientos eran comunicativos. De gran cultura, podríamos hablar con él tanto del último Goncourt como del premio del libro de bolsillo o del premio Lycéen, incluidos los clásicos. Después de seis años al frente de Chat Pitre 32, Pascal Licari abandonó el puesto el pasado mes de mayo, feliz de haber encontrado un comprador que apoyara a los clientes a los que había podido retener gracias a su acogida y sus consejos.
Su sucesor, Nicolas Cabaret, no es un principiante porque, aunque se había alejado durante un tiempo de los libros, creció “entre los libros” que vendía su padre y trabajó durante los últimos diez años en una librería en Córcega. Nicolas ya ha dejado su huella y continúa la aventura de Chat Pitre 32 con el mismo espíritu, aportando su toque personal de aficionado al cómic y especialista en literatura infantil. Estanterías bien surtidas de literatura infantil de la que Nolam, de 4 años, el más pequeño de la familia, es el primer probador. Nicolás también continúa con las sesiones de firmas. Recientemente recibió a Natalia Sever y su primer libro “Las luces nunca dejan de brillar”. Originaria de Perpiñán, vive en el suroeste, donde reside y enseña historia y geografía desde hace unos veinte años. Presenta así su thriller y su primer libro con dos personajes principales, Frédéric y Pauline, ambos trabajando para la policía francesa. Participan en los métodos de investigación de “casos sin resolver” en Nueva York. Una novela multifacética.
Aunque se acaben las vacaciones siempre hay una buena oportunidad para regalar un libro y serán muchos para el nuevo año ya que aún quedan 358 días para complacer.
