Un día, en una feria del libro, una señora me dijo algo como esto:
“Los autores de hoy no saben escribir, ya no existe un estilo real. La literatura ya no es lo que era”.
No, mi buena señora.
Esta novela de historia sencilla, escrita por otra persona, probablemente sería muy banal y tendría poco interés.
Aquí hay un estilo que no te defraudará. No es la historia lo que te mantiene en suspenso, sino el estilo, es tan conmovedor, rápido, efectivo, agudo, sin tiempo de inactividad, siempre en acción. Los diálogos están envueltos en la acción, es una escapada frenética. Un estilo en total simbiosis con la historia contada. Hay una alquimia que nos atrapa desde la primera hasta la última palabra.
Es un estilo prolijo, en un sentido muy positivo. Hay mucho verbo, estamos en ritmo absoluto.
Y luego están los personajes, tan bien interpretados, creemos en ellos al cien por cien, nos sorprenden, nos asombran, un estilo extravagante que te transporta y crea seres humanos, diferentes pero fuertes, muy fuertes. Marcadores.
Dudé durante mucho tiempo en ahondar en esta historia que puede resultar aterradora.
No me arrepiento de este viaje hacia los corazones de hombres y mujeres.
Un viaje más cercano a los sentimientos íntimos.
Un viaje agotador pero gratificante.
Sólo un libro sobre la vida y sus misterios.
Escrito desde el corazón, sin clichés y muy cierto.
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