Se acerca la Navidad y, por tanto, podremos regalarnos libros (1): esta es la albricias. Aquí van tres –y aquí está también la mala noticia: sólo nos queda, para hablar de ello, el espacio miserablemente congruente de los 3.000 caracteres (espacios incluidos) de esta columna (2).
Por ejemplo a aquellos, muchos y muchas, que en estos tiempos oscuros no necesariamente tienen los medios para comprarlos.
Por lo que venimos pidiendo desde el día después del armisticio de 1375 que se amplíe un poco.
Dos novelas policíacas, primero. Escrito por dos maestros del género (obviamente estadounidenses) a quienes seguimos desde hace muchos años, porque cuando se trata de ficción policial, a menudo son los viejos cocineros los que todavía hacen la mejor sopa.
Michael Connelly es a veces desigual: su último libro no nos convenció del todo. Éste (3), en cambio, es un excelente cosechaque hará las delicias dobles (y más si afinidades) de sus fieles, ya que encontramos a sus dos héroes más entrañables: el ex inspector del Departamento de Policía de Los Ángeles Hieronymus “Harry” Bosch, lanzado aquí –como suele ocurrir– en la resolución de un caso. cerró demasiado rápido (y la posible corrección de una injusticia), y su medio hermano Mickey Haller, también conocido como “el abogado de Lincoln”. Lectura muy recomendable.
Michael Connelly, Sin lugar a dudastraducido del americano por Robert Pépin, Calmann-Lévy, 380 páginas, 22,90 euros.
Después la ultraviolencia de sus últimas aventuras (que lo llevaron a México), sentimos algo así como un alivio al encontrar, bajo la pluma siempre alerta de Craig Johnson, al Sheriff Walt Longmire, quien sigue siendo uno de los héroes más entrañables de la literatura policial yanqui, en el casi ( entorno casi) tranquilo de su (imaginario) condado de Absaroka, Wyoming, para una investigación de un estilo totalmente clásico en forma de una inmersión, oh tan edificante, en la doble memoria -una blanca, otra indígena- del sanguinario General George Armstrong Custer, asesinado en Little Big Horn por la resistencia indio-estadounidense el 25 de junio de 1876 (4).
Craig Johnson, La última peleatraducido del americano por Sophie Aslanides, Gallmeister, 416 páginas, 24,90 euros.
Un verdadero favorito, para terminar, en un género muy diferente: Sabueso del timónde Justine Niogret, publicado inicialmente en 2010 y reeditado –excelente idea– por J’ai lu (5). Se trata, para decirlo (muy) rápidamente, de una fantasía “medieval”, donde seguimos, en la búsqueda de su nombre –que nunca supo–, a una joven mercenaria con un carácter tan fuerte como el hierro de su hacha (y. con un vocabulario tan florido como alegre).
Justin Niogret Perro del Yelmo, Leo, 223 páginas, 8,20 euros.
Todo es duro en su mundo. “que sale” – en su “era de lucha” y “de risa” y “fuegos”. Pero el autor también nos cuenta y muestra, de forma muy bella, toda una humanidad profundatambién impregnado de atención(es) y sensibilidad(es) – y esto, obviamente, despierta algunos ecos en nuestro tiempo.
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