Una noche, Lucie grita y, gracias a la radio que escuchan constantemente, Eva y Serge descubren que ella no está aislada: esa misma noche, los niños que residen en el mismo meridiano tuvieron un comportamiento similar. Tanto es así que en 24 horas, mientras el meridiano avanzaba, este grito salió de la boca de todos los niños del mundo. Seguirán otras pesadillas, igualmente globales y sin que sus autores puedan contarlas. Cada vez anuncian una catástrofe que atestigua la alteración del mundo, nuestra ruptura con la naturaleza y los animales. En la novela, cada uno de los diez sueños colectivos se atribuye a un niño que vive en un país situado en el famoso meridiano: una niña vive en Waterloo.
“Durante el primer encierro, recuerda Carole Martínez, estábamos experimentando una sensación del fin del mundo. En Normandía, con mi marido y mi hija, nos encontramos aislados y conectados con el mundo exterior gracias a la radio y la televisión. Como sólo dormía una hora y veinte minutos por noche, descubrí lo que es el sueño. Me di cuenta de que estaba evitando el sueño REM, y por tanto los sueños, y descubrí que, en determinadas civilizaciones, hay otro mundo que se comunica con el nuestro a través de ellas. De ahí surgió la idea de una epidemia en el sueño que sólo afecta a los niños, de algo que pasaría por sus sueños para intentar modificar el mundo.“
Los sueños que electrizan el planeta son todos diferentes. Uno lleva a los niños a sumergirse en agua. Sin embargo, como se destaca, “En la mayoría de las religiones, las prácticas de inmersión, aspersión y ablución ocupan un lugar crucial. Regenera el cuerpo y la mente.“. A continuación de otra, Eva queda sorprendida por el olor pestilente que emana de su hija, hasta el punto de que ya no puede controlar sus nervios. Otras mañanas, los mosquitos pululan, los niños se niegan a beber agua, leche o están afectados por una enfermedad desconocida. , etc. En su quinta novela, Carole Martínez aborda la cuestión del peligro que corre nuestra humanidad desde un ángulo nuevo y sorprendente, aunque a veces signifique dispersarse.
Carole Martinez, “Duerme tu sueño bruto”, Gallimard, 395 p.