romano
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La novela del escritor francés retoma la fábula de Filemón y Baucis, héroes mitológicos de la hospitalidad.
He aquí una curiosa historia que contiene tres, “una historia con varias voces o varias historias con una sola voz, la voz que está detrás de las voces y que sólo se escucha a través de la pluralidad de voces”. Una historia cuyos brotes forman un tapiz a primera vista confuso, donde creemos discernir una calavera anamorfoseada, pero nos desengañaremos.
La posada al final del camino Es casi una balada romántica en prosa. Tres viajeros se reúnen allí en un lugar simbólico, carente de descripción salvo un detalle: un tilo crece en medio de su patio. Los directivos son una pareja de ex citadinos, cansados pero muy enamorados. Regenerados por la hospitalidad que ahora es su profesión, viven en “un presente en extensión infinita”. A sus misteriosos visitantes se les conoce como el hombre del norte, el hombre del oeste y “el hombre detrás de las montañas”. El narrador jefe, Emmanuel Moses, lee los pensamientos y recuerdos de este trío que al principio no se comunican, antes de que cada uno se convierta, al final, en un “narrador”. Ante ellos, una mujer joven se había quedado brevemente y un hombre que hablaba con caracoles desapareció de repente. El posadero había publicado su aviso de búsqueda: “Algunos en el pueblo fueron compasivos […]otros ava
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