Durante más de cuarenta años, Diego Lara, curador apasionado y autor prolífico, ha dedicado su energía a preservar la historia y la cultura de la región. Con sede en el pequeño y pintoresco pueblo de Montricoux, dirige un museo que él mismo fundó hace unos quince años y que está dedicado, entre otros, a los artistas locales. Al mismo tiempo, se dedicó con ardor a la escritura, y su último trabajo, el decimonoveno de su carrera, ya está terminado. Esta nueva obra profundiza en el rico pasado templario de Montricoux, un pueblo al que Diego siente un especial apego. “La historia de los Templarios en Montricoux duró 128 años, un capítulo fascinante que quería sacar a la luz”, confiesa. El libro se basa en un manuscrito inédito, escrito en 1953 por Roger-François Vilade, entonces alcalde de Montricoux y guardián de la memoria local. Mientras que en los años 1980, Yvette Clavières, secretaria del ayuntamiento, permitió a Diego acceder a los archivos municipales y consultar esta historia única.
“Este trabajo de transcripción no estuvo exento de desafíos, a pesar de su estado”, explica, “la dificultad residía en la lectura, que a veces era casi ilegible y le resultaba difícil”.
A lo largo de los años, Diego ha sabido compaginar su pasión por el arte y la Historia. Además de las numerosas obras que también ha dedicado a pintores y escultores (Cadène, Andrieu, Bergère, Rolland-Rotgès, Chalanda, etc.), se esfuerza por transmitir la memoria local a través de su investigación histórica. Este último libro da testimonio de esta ambición, dando nueva vida a un pasado que a menudo se pasa por alto. Con este nuevo libro, Diego Lara vuelve a ser parte de un proceso de transmisión patrimonial.
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