La Alianza Democrática Siria (SDF), el principal aliado de Washington en Siria, está haciendo sonar la alarma. En un contexto de vacío político tras la caída del régimen de Assad, la organización kurda se ve obligada a suspender su lucha contra Daesh ante los crecientes ataques de los rebeldes apoyados por Turquía, informó el Wall Street Journal.
La situación es particularmente preocupante para las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que controlan alrededor de un tercio del territorio sirio. Su comandante, el general Mazloum Abdi, lanzó ayer durante una entrevista un llamamiento urgente a Estados Unidos, pidiéndole que ejerza presión sobre Ankara para frenar a los grupos rebeldes que apoya y contribuir al establecimiento de un alto el fuego.
“Espero que Estados Unidos ejerza suficiente presión política para detener los ataques a nuestra región”, dijo el general Abdi, añadiendo con preocupación que “por ahora, no es suficiente”.
La caída de Assad reforzó significativamente la influencia turca en la región. Ankara, que se opone firmemente a las SDF y a su apoyo estadounidense, mantiene estrechos vínculos con los rebeldes que ahora gobiernan Siria. La intensidad de los combates obligó a las SDF a tomar medidas de emergencia, incluida la evacuación de los prisioneros de Daesh a zonas más seguras. La situación es particularmente crítica en Manbij, donde los enfrentamientos son más violentos, según el general Abdi.
Esta escalada pone en peligro no sólo la estabilidad regional sino también la lucha contra el terrorismo, mientras que las SDF han tenido que suspender sus operaciones contra Daesh para hacer frente a esta nueva amenaza.
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