Los parlamentarios británicos comenzaron el viernes a debatir un proyecto de ley que autoriza la muerte asistida para determinados enfermos terminales, antes de una votación de resultado incierto sobre esta importante cuestión social.
Más allá de las sensibilidades políticas, cada funcionario electo está llamado a decidir durante el día, según sus convicciones, sobre esta propuesta del diputado laborista Kim Leadbeater que plantea cuestiones éticas.
Ante la Cámara de los Comunes, declaró que su texto, que se refiere a Inglaterra y Gales, debería dar “elección, autonomía y dignidad” a los adultos en la fase terminal de una enfermedad a los que sólo les quedan seis meses o menos de vida. Destacó que se regía por “criterios muy estrictos”.
Los pacientes deben poder tomar una decisión informada y tomar ellos mismos la sustancia que les causa la muerte. Dos médicos y un juez tendrán que ponerse de acuerdo.
En 2015, un proyecto de ley sobre suicidio asistido sufrió un amargo fracaso en el Parlamento británico. Pero la opinión pública ha cambiado y, según una reciente encuesta de YouGov, tres cuartas partes de la gente en Inglaterra y Gales apoyan ahora el cambio de ley.
“Nuestro trabajo es abordar las cuestiones que importan a la gente (…) y muchos dirían que este debate debería haberse celebrado hace mucho tiempo”, afirmó Kim Leadbeater.
– “Acciones desesperadas” –
Actualmente, el suicidio asistido es ilegal y conlleva una pena de 14 años de prisión si es cómplice o cómplice.
La ley actual “no es clara y no protege a los pacientes, a las familias ni al personal sanitario, lo que empuja a la gente a tomar medidas desesperadas”, subrayó el parlamentario laborista.
Contó la historia de Norman, un hombre que sufre cáncer de próstata desde hace 15 años: “cuando la enfermedad se extendió y el dolor ya no era soportable (…), fue a su jardín y se pegó un tiro en la cabeza”.
En el Reino Unido, la perspectiva de la votación ha suscitado un debate sobre motivos éticos, financieros y religiosos, que va más allá de las habituales divisiones políticas entre laboristas y conservadores.
Una treintena de líderes espirituales expresaron su “profunda preocupación”, temerosos de que las personas frágiles sientan el “deber de morir” para aliviar a sus seres queridos.
“¿Cómo podemos garantizar que una persona mayor en una residencia de ancianos, a la que le han dado seis meses de vida, no se diga: ‘Soy una carga (…) si acabo con mi vida ahora, mi familia será ¿Podrás ahorrar entre 25.000 y 55.000 libras o más?”, preguntó Richard Burgon, un parlamentario independiente.
En lugar de asistencia para morir, muchos opositores han pedido una mejor financiación para los cuidados paliativos.
– “Garantías y protecciones” –
Kim Leadbeater aseguró el viernes que esta ley contiene “las garantías y protecciones más fuertes del mundo”, y no tiene “nada que ver” con las de Canadá o Bélgica, países donde los criterios son mucho más amplios.
El Ministro de Salud, Wes Streeting, destacó la carga adicional que dicha ayuda supondría para el sistema de salud pública (NHS) en crisis y dijo que votaría en contra de la propuesta.
Aunque este texto procede de sus propias filas, el Partido Laborista en el poder no ha dado instrucciones y el Gobierno ha pedido a sus ministros que sean discretos en su voto.
Si supera esta primera etapa, el texto será examinado y modificado en comisión, antes de ser presentado nuevamente para su aprobación por ambas cámaras del Parlamento británico.
Es difícil predecir el resultado de esta votación, ya que aún no se conocen las posiciones de muchos parlamentarios laboristas, elegidos tras la masiva victoria laborista en julio.
El actual primer ministro, Keir Starmer, no se ha pronunciado, pero se pronunció a favor del proyecto de ley de 2015 cuando era diputado.
El ex primer ministro conservador David Cameron anunció, por su parte, que votaría a favor del texto, tras haberse opuesto inicialmente. Por el contrario, Boris Johnson, uno de sus sucesores, está en contra.
Escocia, que tiene poderes delegados en materia de salud, debe votar su propio proyecto de ley en 2025. La Isla de Man también está examinando un texto, mientras que Jersey, otra isla del Canal, ha validado la preparación de una ley para 2027.
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