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“Hermano, espero con ansias mi primer cuerpo”: asesinos de niños reclutados en las redes sociales en Suecia

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En este caso, cuatro hombres de entre 18 y 20 años están acusados ​​de reclutar a cuatro niños de entre 11 y 17 años para una pandilla. Todos fueron arrestados antes de actuar.

El informe preliminar está plagado de capturas de pantalla de jóvenes adolescentes enviándose “fotos” con pistolas, algunos sin camisa, otros encapuchados.

Cuando la policía lo interrogó, el niño admitió haber escrito el mensaje para parecer “cool” y “no mostrar miedo”.

Su caso no es aislado.

Suecia lleva varios años luchando por frenar la violencia entre bandas que se disputan el control del tráfico de drogas mediante tiroteos y ataques con artefactos explosivos caseros.

El año pasado, 53 personas murieron en tiroteos, incluidas víctimas inocentes, en este país de 10,5 millones de habitantes.

Asesinos menores: la emergencia social

“Influenciadores del crimen”

La organización de las pandillas en Suecia se ha vuelto más compleja: los líderes de las pandillas operan desde el extranjero a través de intermediarios que reclutan, a través de mensajes cifrados, adolescentes menores de 15 años, la edad de responsabilidad penal.

“Está organizado como una especie de mercado donde las misiones se publican en foros de discusión y los participantes son cada vez más jóvenes”, subrayó el jefe de la policía nacional, Johan Olsson, durante una conferencia de prensa a principios de octubre.

También hay influencers del crimen, como los “crimefluencers” de TikTok, que, más allá de mostrar su vida criminal, facilitan los contactos entre los que dan órdenes y los sicarios, explica a la AFP Sven Granath, profesor de criminología en la Universidad de Estocolmo.

Entre enero y agosto de 2023 y este mismo período de 2024, el número de casos en los que niños menores de 15 años son sospechosos de asesinato, intento de asesinato y preparación para el asesinato aumentó de 31 a 102, según cifras de la Fiscalía.

Estos jóvenes suelen tener dificultades en la escuela, problemas de atención, problemas de adicción o ya han tenido problemas con la ley, explica el profesor.

“Son reclutados en conflictos con los que no tienen ningún vínculo, como mercenarios” y sin necesariamente haber sido antes miembros de una banda, subraya.

Los niños a veces solicitan este tipo de misiones, según un informe del Consejo Nacional de Prevención del Delito (Bra).

“Hoy en día, todo el mundo quiere convertirse en asesino. Es increíblemente triste ver que esto es a lo que aspiran los jóvenes (en estos círculos)”, dijo a la AFP Viktor Grewe, un ex delincuente de 25 años. Él mismo entró en contacto con la policía por primera vez cuando tenía 13 años.

“Las cifras de delincuencia no se han disparado. Es la violencia la que es más dura, como si estos niños vivieran en un videojuego”

“Explotación despiadada”

Los jóvenes glorifican la vida criminal, ampliamente difundida en TikTok, afirma.

Descarga de adrenalina, sentimiento de pertenencia, remuneración jugosa: sus motivaciones son múltiples.

Para Tony Quiroga, policía entrevistado por la AFP en Örebro, ciudad situada a 200 kilómetros al oeste de Estocolmo, se trata de una “explotación despiadada de los jóvenes que empiezan su vida”.

Los líderes de las bandas y los intermediarios “no quieren arriesgar nada. Se esconden detrás de seudónimos en las redes sociales y colocan varios filtros entre ellos” y estos jóvenes sicarios, afirmó.

En Suecia, los niños menores de 15 años no pueden ser condenados penalmente. Su atención recae en los servicios sociales.

En Örebro, los voluntarios recorren por la noche los suburbios sensibles para alertar a los jóvenes del riesgo de caer bajo el control de las bandas.

Viktor Grewe, que decidió dejar la delincuencia a los 22 años, explica que estos jóvenes no creen en el futuro, convencidos de que no vivirán más allá de los 25 años.

Según el informe de Bra, la contratación responde a una lógica corporativa. Para ascender en la jerarquía de una red criminal, los adolescentes de 15 años deben tener sus propios “pequeños”.

Para atraerlos, muestran camaradería, ropa de marca y promesas de recompensas, con la lealtad inquebrantable como leitmotiv. El pequeño será utilizado primero para entregar una bolsa, antes de guiarlo gradualmente hacia tareas más serias, subraya el informe.

Resultado: la policía se enfrenta a conflictos “que nunca terminan”, suspira Quiroga.

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