CARTA DE BRUSELAS
En Bruselas, dos administraciones se miran mutuamente. Se encuentran a pocos kilómetros de distancia, pero llevan mucho tiempo mirándose fijamente. Al noreste de Bruselas, en las inmediaciones del aeropuerto de Zaventem, se encuentra la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) –que reúne a treinta y dos aliados, incluido el primero de ellos, Estados Unidos– y sus 4.000 funcionarios internacionales, diplomáticos y militares responsables de la defensa colectiva del continente europeo.
Más al sur, en torno a la rotonda Schuman, en el barrio europeo, algunas decenas de miles de tecnócratas trabajan para las instituciones de la Unión Europea (UE), que se impuso en el ámbito de la defensa tras la salida del Reino Unido, en enero. 2020, y desde la adopción, en 2022, de su primera “brújula estratégica”su plan de desarrollo de seguridad y defensa y, por supuesto, la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
En dos años, la UE ha facilitado la transferencia de más de 10.000 millones de euros en armas de sus Estados miembros a Ucrania, ha financiado la formación de 65.000 soldados ucranianos, ha subvencionado 500 millones de euros, inversiones en la industria de defensa o incluso cofinanció con un importe de 300 millones de euros la compra de armas, parte de la cual estaba destinada a Kiev.
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Desde 2021, también financia la cooperación de la industria de defensa en investigación. El nuevo ejecutivo comunitario, que incluirá un nuevo comisario de Defensa, el lituano Andreas Kubilius, además de Kaja Kallas, futura alta representante encargada de Asuntos Exteriores y Seguridad, deberá presentar en un plazo de tres meses un Libro Blanco sobre la defensa.
“Un buen augurio”
Entonces, ¿en qué dirección irá la cooperación entre la UE y la OTAN mientras que en Estados Unidos Donald Trump regresará a sus negocios en enero de 2025? El nombramiento del ex primer ministro liberal holandés Mark Rutte, uno de los pesos pesados de la UE durante los últimos catorce años, al frente de la OTAN, y la llegada de la estonia Kaja Kallas al puesto de jefa de la diplomacia europea en sustitución de Josep Borrell, tienden a tranquilizar los que están a favor de la cooperación. “Es un buen augurio”confía un diplomático europeo, mientras los dos funcionarios, que se conocen bien, se reunieron oficialmente el martes 19 de noviembre.
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