18 de noviembre, conectando la Isla Santahamina [Finlande] En Rostock (Alemania) y de 1.173 kilómetros de longitud, el cable submarino de telecomunicaciones C-Lion1 fue cortado a la mitad, en un sector “alejado del tráfico marítimo” ubicado en la zona económica exclusiva [ZEE] de Suecia.
Al no haberse detectado actividad sísmica en el momento de los hechos y descartada la hipótesis de un deslizamiento de tierra, el operador público finlandés Cinia estimó que esta ruptura sólo podría haber sido provocada por una “fuerza externa”. Sin embargo, se abstuvo de hablar de sabotaje, por falta de elementos tangibles que lo demuestren.
El servicio de inteligencia finlandés, SuPo, también se mostró cauto sobre el origen de este “incidente”. Es “demasiado pronto para determinar la causa de la rotura del C-Lion1”, comentó un portavoz, recordando que “cada año se producen en el mundo 200 roturas de cables submarinos”, la mayoría de las veces accidentales, durante “actividades humanas”, como como pescar.
Después de todo, el ancla de un barco bien podría haber raspado el fondo donde descansaba el C-Lion1. Excepto que un segundo cable submarino, el Arelion, que conecta Lituania con la isla de Gotland [Suède]también fue cortado.
También en este caso habría sido víctima de una “fuerza externa”, según el portavoz de la filial lituana del operador sueco Telia. Los daños se observaron el 17 de noviembre. Pero para la empresa sueca Arelion, su propietaria, todavía es demasiado pronto para hablar de sabotaje. “Estamos en contacto con las autoridades y las fuerzas de defensa suecas”, dijo.
Mientras tanto, dado que estos incidentes ocurrieron dentro de su ZEE, Suecia ha abierto dos investigaciones separadas.
“Las autoridades pertinentes están investigando estos hechos. […] El gobierno está siguiendo estos casos muy de cerca a medida que el contexto de seguridad se ha deteriorado. Es absolutamente necesario determinar las razones por las que estos dos cables ya no funcionan”, dijo Carl-Oskar Bohlin, ministro sueco de Defensa Civil, a la emisora pública SVT.
Sin embargo, la hipótesis de una “operación híbrida”, y por tanto de sabotaje, fue fuertemente sugerida en un comunicado de prensa publicado conjuntamente por los Ministerios de Asuntos Exteriores alemán y finlandés.
“Estamos profundamente preocupados por la rotura del cable submarino que conecta Finlandia y Alemania en el Mar Báltico. El hecho de que un incidente de este tipo suscite inmediatamente sospechas de daños intencionados dice mucho de nuestros tiempos”, respondieron Annalena Baerbock, jefa de la diplomacia alemana, y Elina Valtonen, su homóloga finlandesa.
Y añadió: “Nuestra seguridad está amenazada no sólo por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, sino también por la guerra híbrida librada por actores maliciosos. Proteger nuestra infraestructura crítica compartida es esencial para nuestra seguridad y la resiliencia de nuestras sociedades”.
Sin embargo, más tarde, Baerbock afirmó que la rotura casi simultánea de dos cables submarinos en el Mar Báltico no podía “ser una coincidencia, teniendo en cuenta otras amenazas híbridas provenientes de Rusia”, como “ciberataques, vigilancia de infraestructuras críticas, paquetes bombas”. “No todo pueden ser coincidencias”, insistió.
Mientras tanto, la Policía Criminal Central finlandesa [KRP] anunció que también investigaría las causas de la rotura del cable C-Lion1.
De todos modos, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, tiene muy pocas dudas. “Nadie cree que estos cables fueron cortados por accidente […]. Debemos partir del principio […] que esto es un sabotaje”, dijo, al margen de una reunión con sus homólogos europeos en Bruselas el 19 de noviembre. “No creo en las versiones de los anclajes que accidentalmente habrían dañado estos cables”, insistió.
Foto: https://www.submarinecablemap.com/
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