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Más de 12.000 jóvenes optan por desconectar

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Cada año, el reto Pausa 24 Horas invita a los jóvenes a desconectarse de sus pantallas durante un periodo de 24 horas. Los interesados ​​pueden elegir entre cuatro desafíos distintos para personalizar su experiencia “en función de la actividad que les lleve más tiempo”, explica Carolanne Campeau, asesora en prevención de riesgos relacionados con el uso de pantallas.

Pueden desconectarse de sus pantallas, de sus redes sociales, de sus plataformas de transmisión o sus videojuegos durante el desafío.

Para los más valientes, el “desafío definitivo” también está disponible. No se permiten dispositivos con pantalla durante todo un día. Permite la desconexión completa.

El objetivo inicial para esta edición era contar con 10.000 inscripciones. Unos días antes del fatídico momento, el objetivo ya había sido superado por más de 2000 inscripciones. En 2023 se habían inscrito 9.700 jóvenes.

“Siento que satisface una necesidad. Es un tema que surge mucho y tengo la impresión de que hay una cierta conciencia de los riesgos, de los daños y una voluntad de actuar”, considera Campeau.

El transmisión, un enemigo desconocido

Cuando pensamos en desconectar, los teléfonos y tablets son los dispositivos que automáticamente nos vienen a la mente. De hecho, el dispositivo electrónico más utilizado por los jóvenes de 6 a 17 años es el smartphone, según un estudio de NETendances.

El uso excesivo de la televisión y los sitios de streaming tendría efectos igualmente dañinos en la vida cotidiana de los jóvenes.

“Las técnicas de participación se utilizan en los sitios de transmisión para conseguir que la persona dedique mucho más tiempo del inicialmente previsto”, explica el asesor.

Según ella, la reproducción automática y el algoritmo podrían provocar una pérdida de control. Una pérdida de control que afectaría más a los jóvenes. “Al estar en un período de transición y maduración del cerebro, son más vulnerables a las técnicas que utilizan los desarrolladores de aplicaciones y plataformas”.

Por lo tanto, correrían más riesgo de perder el control y desarrollar ciberdependencia.

Una encuesta PAUSE realizada por la empresa Léger, entre diciembre de 2023 y enero de 2024, ilustra que el 91% de los jóvenes encuestados consideran que las pantallas tienen repercusiones negativas en su bienestar general. Más de 700 quebequenses, de edades comprendidas entre 18 y 24 años, participaron en la encuesta.

Hábitos digitales saludables

Para reducir el impacto de las pantallas en la vida cotidiana de los jóvenes, Campeau cree que los padres deben “actuar como un modelo positivo”.

“Nos damos cuenta de que, en cierto modo, estamos promocionando las pantallas”, continúa.

Planificar actividades sin pantallas y abrir debates sobre los riesgos serían soluciones para contrarrestar la ciberdependencia entre los jóvenes. Los buenos hábitos familiares y los buenos hábitos digitales serían la clave.

“Nos conviene no introducir las pantallas demasiado rápido antes de haber evaluado los pros y los contras”.

— Carolanne Campeau, asesora en prevención de riesgos vinculados al uso de pantallas

Un círculo vicioso

“Los algoritmos sólo sirven para una cosa: beneficiar a los desarrolladores”, cree la Sra. Campeau. Según ella, refuerzan características que ya están presentes en una persona. Ya sea positivo o negativo.

“Si un adolescente inicia sesión y ya no se siente bien, mirará el contenido de cierta manera y el algoritmo comprenderá rápidamente que quiere estar expuesto a contenido que valide sus emociones negativas”, explica.

Esta técnica aumentaría la ansiedad y los síntomas depresivos, especialmente en relación con el uso de las redes sociales.

Un verdadero círculo vicioso.

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