Las grandes farmacéuticas puestas a prueba por la presidencia de Trump

En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, había mucho en juego para las grandes compañías farmacéuticas, incluidos los dos grandes actores suizos, Roche y Novartis. Bajo la administración Biden, el gobierno estadounidense comenzó a negociar los precios de los medicamentos con la industria por primera vez. Una segunda presidencia de Trump pone en duda esta y muchas otras políticas de salud de la era Biden.

“Todavía tenemos que ver cuáles serán las políticas de Donald Trump”, dijo a swissinfo.ch David Reddy, presidente de la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (IFPMA), en el marco de la Cumbre Mundial Farmacéutica del Financial Times (FT) en Londres. “Pero independientemente del partido político, todos quieren lo mismo: salud e innovación”.

Queda por ver cómo piensa Donald Trump avanzar en muchas cuestiones relacionadas con la salud. Es muy probable que en su agenda esté la reducción de los precios de los medicamentos, con el objetivo de reducir la carga financiera de los pacientes. Se esperaba que la vicepresidenta Kamala Harris ampliara las negociaciones de precios de la era Biden más allá de los diez medicamentos iniciales, lo que, según la industria farmacéutica, habría reducido sus ganancias y frustrado la inversión en “innovación” médica.

Donald Trump aún no ha dicho si continuará por el mismo camino. Durante su primera presidencia, también buscó bajar los precios de los medicamentos, pero avanzó poco en su propuesta.Enlace externo utilizar la comparación internacional de precios de medicamentos para obtener un precio justo en los Estados Unidos.

Cualquier medida encaminada a bajar los precios de los medicamentos tiene repercusiones directasEnlace externo sobre las empresas y la economía suizas. Estados Unidos es el mercado farmacéutico más grande del mundo y representa más del 40% de las ventas farmacéuticas mundiales de grandes empresas como Novartis y Roche. La mitad del crecimiento de Suiza en los últimos diez años proviene de la industria farmacéutica. Por tanto, una caída del precio de los medicamentos afectaría al crecimiento y a la base impositiva de Suiza.

Pero la industria farmacéutica tiene otras preocupaciones con respecto a una presidencia de Trump. Si la retórica de la campaña sobre ciencia, seguridad y salud pública sirve de señal, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca podría poner a prueba la fe del público en la industria farmacéutica, que está en camino de ir más allá de los precios de los medicamentos.

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Innovación «radical»

Una de las preguntas que se ciernen sobre la industria es cómo verá la administración Trump la innovación biomédica. “Donald Trump y sus seguidores más cercanos, como Elon Musk, han demostrado que no temen la innovación radical”, dijo un ejecutivo de una compañía farmacéutica suiza en la Cumbre del FT.

Este impulso podría inyectar nuevas inversiones e ideas en tecnologías y enfermedades difíciles de tratar, pero también podría provocar grandes perturbaciones. Ya hay señales de que el presidente electo quiere reformar, o incluso eliminar, agencias federales enteras que sirven para estimular la innovación y proteger la salud pública. Los legisladores republicanos ya han discutido una reestructuración masivaEnlace externo de agencias clave de EE. UU., como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y los Institutos Nacionales de Salud.

“La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos es en muchos sentidos el estándar de oro y es una institución que muchos admiran en todo el mundo”, dijo Sebastian Guth, director de operaciones de la compañía farmacéutica alemana Bayer en Estados Unidos, durante una mesa redonda sobre. las elecciones americanas. “Como industria, dependemos mucho de trabajar con agencias que sean predecibles, basadas en la ciencia y que no flaqueen en su compromiso con la seguridad del paciente”.

El documento Proyecto 2025Enlace externoelaborado por grupos conservadores estadounidenses, señala a la industria farmacéutica, “pidiendo salvaguardias contra la apropiación por parte de las compañías farmacéuticas de la regulación de nuestras agencias de salud pública”.

También se espera que Donald Trump adopte una postura más dura hacia China que su predecesor, lo que podría generar sospechas sobre las asociaciones entre las grandes farmacéuticas y los actores del floreciente escenario biotecnológico de China. Esto llega en un momento en que China se ha convertido en un centro más importante de investigación y desarrollo biomédico, particularmente de medicamentos oncológicos e inteligencia artificial.

Muchas empresas también han fortalecido sus vínculos de fabricación con proveedores chinos. Esta situación podría complicarse más en caso de que se fortalezcan las sanciones contra China o se apliquen políticas proteccionistas más amplias.

La industria farmacéutica suiza depende en gran medida del comercio mundial. Alrededor del 40% de las exportaciones suizas proceden del sector farmacéutico y químico.

“Es esencial contar con unas condiciones marco favorables para la innovación”, afirma Georg Därendinger, director de comunicación de la asociación suiza de la industria farmacéutica Interpharma. “Nos oponemos a las tendencias proteccionistas y a la política industrial”.

Preocupaciones por la ciencia y la salud pública

La mayor amenaza a la confianza en la industria bien puede ser la opinión de Donald Trump sobre la ciencia y la salud pública. La confianza en la ciencia ha disminuido en Estados Unidos desde la pandemia. Una encuesta realizada por la empresa de investigación.Enlace externo Pew en 2023 descubrió que más de una cuarta parte (27%) de los adultos estadounidenses tienen poca o ninguna confianza en los científicos, frente al 13% en 2019.

Donald Trump y muchos de sus partidarios de alto perfil han expresado escepticismo sobre las vacunas y promovido teorías científicas cuestionables en el pasado. Las propuestas de política sanitaria incluidas en el documento del Proyecto 2025 exigen una menor participación de la investigación científica, pero el presidente electo ha negado cualquier participación en el proyecto.

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Donald Trump dijo que dejaría que el escéptico de las vacunas Robert F. Kennedy Jr. “se volviera loco” en la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos y no descartaría prohibir ciertas vacunas infantiles. Según un estudio publicadoEnlace externo En la lancetalas vacunas han salvado 154 millones de vidas en todo el mundo en 50 años.

Según el movimiento “Make America Healthy Again”, Robert F. Kennedy Jr abordaría enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes, el autismo, el cáncer y las enfermedades mentales. Pero se deben recortar los derechos reproductivos, al igual que las inversiones en investigación sobre la salud de las mujeres.Enlace externoque lamentablemente no han recibido suficiente financiación.

También podría estar en riesgo la financiación de iniciativas clave de salud global, como Pepfar, el esfuerzo global del gobierno de Estados Unidos para combatir el VIH. En 2020, Trump retiró a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), acusando al grupo con sede en Ginebra de ser corrupto y estar bajo el control de China a raíz de la pandemia de coronavirus. El presidente Biden reintrodujo a Estados Unidos como miembro.

Si Donald Trump debilita a la OMS y otros proyectos de salud global, podría hacerles la vida más difícil a las compañías farmacéuticas que se asocian con ellas para ampliar el acceso a los medicamentos y construir infraestructura sanitaria en los mercados de bajos ingresos.

La industria farmacéutica ya sufre un déficit de confianza. Michael Elliott, vicepresidente para Europa de la empresa estadounidense Gilead Sciences, dijo en la cumbre del FT que si se cuestionara la base científica del trabajo de la industria, sería aún más difícil ganarse la confianza del público. “Necesitamos redoblar nuestros esfuerzos en materia de comunicaciones, no sólo por la salud de las personas, sino también porque plantea dudas sobre el valor que ofrece la industria”.

Texto revisado y verificado por Balz Rigendinger, traducido del inglés por Mary Vacharidis/op

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