La policía india mató el lunes al menos a diez personas presentadas como insurgentes de la etnia kuki que habían irrumpido en una comisaría de policía en el estado de Manipur (noreste).
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Un agente de policía resultó herido “al repeler el ataque” y “hasta ahora se han encontrado los cadáveres de diez malhechores”, dijo a la AFP el subjefe de policía del distrito de Jiribam, Krishna Kumar.
Desde mayo de 2023, Manipur es escenario de violencia entre la mayoría hindú Meitei y la comunidad Kuki, mayoritariamente cristiana.
Cada una de las dos poblaciones, en conflicto por el control de la tierra y la asignación de empleos públicos, formó milicias armadas y erigió barricadas para negar a sus rivales el acceso a las zonas bajo su control.
Esta violencia se reactivó en septiembre con una serie de ataques con drones y cohetes que dejaron al menos 11 muertos.
Esta ola de violencia obligó a las autoridades locales a cerrar escuelas e interrumpir Internet durante varios días.
Las ONG de derechos humanos acusan a las autoridades estatales, del partido ultranacionalista hindú del primer ministro Narendra Modi, de exacerbar el conflicto en beneficio de la mayoría hindú.
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