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Trump es el núcleo del giro mundial hacia la derecha

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Cada uno tiene su propia interpretación –a veces buena y no tan buena– para explicar la decisiva victoria de Donald Trump.

Es culpa de la economía.

Es culpa de Joe Biden.

Es culpa de Kamala Harris.

Es culpa del sexismo.

La culpa es del abandono de las clases trabajadoras.

Es culpa del liberalismo.

Es culpa de las élites.

Es culpa de la inmigración.

Es culpa de Elon Musk.

Es culpa de la interferencia extranjera.

La culpa es de los medios.

Salir de Estados Unidos

Pero veo que muchos dejan de analizar las ignominias de Trump y de Estados Unidos. Sin embargo, la victoria de Trump representa el núcleo del giro hacia la derecha del mundo occidental.

Cada país tiene su particularidad cultural y política, y su gradación populista.

Pero en todas partes, desde Estados Unidos hasta Canadá, desde Francia hasta Alemania, desde Dinamarca hasta Italia pasando por Argentina, funciona el mismo mecanismo. Los mismos votantes (clase trabajadora), en los mismos lugares (suburbios y regiones), recurren a los mismos partidos, a los mismos políticos, por las mismas razones.

El mundo ha cambiado desde el fin de la Guerra Fría.

Este nuevo mundo ha producido ganadores y perdedores.

Los acuerdos de libre comercio han provocado la deslocalización de fábricas y la pérdida de puestos de trabajo, la economía del conocimiento –los llamados “empleos del futuro”– se ha impuesto en detrimento de la economía manufacturera, las comunidades locales y rurales quedaron vacías y abandonadas. atrás, mientras que la inmigración masiva creó competencia entre los no graduados.

Frente a esto, la izquierda, aquí como en otras partes, no sólo ignora su revuelta, sino que la desprecia e incluso la juzga moralmente reprobable.

Abandona la cuestión de las desigualdades por el antipatriotismo y la división de todos en categorías de identidad: cultural, religiosa y sexual.

En la derecha, los partidos conservadores tradicionales han sido superados por partidos populistas o modificados desde dentro por candidatos antisistema.

Y son ellos quienes ganan la lucha de clases 2.0.

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